Después de 10 meses de espera, ya hay fecha para el día que nacerá mi pequeño. Si es que no se adelanta, claro. Al parecer, está muy cómodo en el vientre materno. Tanto que no quiere salir todavía. Pero claro, no se puede quedar allí para siempre así que nos han dado cita para el próximo lunes. Así que si no hay novedad, ya sé cuál será el cumpleaños de mi hijo.
Nos ha tenido en vilo mucho tiempo. Llevamos semanas durmiendo mal y visitando centros de salud casi sin parar. Si no es por una cosa, es por otra. Un día hay revisión de ginecología, al siguiente día, revisión de monitores, etc. Ya de por sí hemos tenido que estar a punto de ir a urgencias en más de una ocasión, con lo cual no hemos dormido tanto como deberíamos.
Y luego madrugar varios días para llegar a las citas médicas. Normalmente, hay que esperar un rato largo, según dónde vayas y a qué. A veces, sin embargo, se alinean los planetas y la atención es inmediata. Llegas, te saludan y prácticamente sales por la puerta. Así sí que mola ir al médico. Todo lo contrario cuando tienes que estar allí esperando largos minutos hasta que siquiera llamen tu nombre.
Por una parte, me alegra profundamente que esta etapa - el embarazo - llegue a su fin. Pero ya me había acostumbrado a lo que cabe esperar. Ya sabía lo que iba a pasar en cada etapa, aunque descubrirlo ha sido apasionante y único. Por otra parte, siempre me ha dado más respeto la parte en la que nos toca cuidar al niño. Durante más de 10 meses, la naturaleza ha estado siguiendo su curso.
A partir del lunes, vamos a tener que cuidar de él las 24 horas del día. Hay preguntas que aparecen en mi cabeza, ¿lo haremos bien?, ¿sabré qué hacer cuando pase algo?, y así. En realidad, hoy en día todo se aprende mejor que nunca. Además, tenemos orientación de gente experimentada aunque algo desentrenada en esas labores, los abuelos. Ja, me suena raro pensar en mi madre como abuela pero algún día tenía que pasar, ¿no?
En definitiva, creo que el verdadero reto empieza ahora y vamos a tener que currárnoslo mucho más que antes. ¿Saldrá revoltoso o muy tranquilo? ¿Se dormirá fácilmente o será un buhito nocturno? Lo empezaremos a descubrir en unos días. A por ello.
César P.
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