Ya van unas pocas
veces que he escuchado los latidos de mi hijo estando aún en el
vientre de su madre. Hemos ido unas pocas veces al hospital para
comprobar que todo iba bien por allí abajo y hasta ahora no hemos
tenido ninguna mala noticia (¡toco madera!) en los más de 7 meses
de embarazo de mi novia. Todo va bien. El último asunto ha sido una
pérdida de líquido cuya causa desconocíamos pero ha resultado ser
algo normal en este último trimestre del embarazo.
Resulta
indescriptible la sensación de escuchar por medio de un altavoz los
latidos de mi pequeño. Suenan muy fuerte pero sé que son
amplificados para los podamos escuchar. Van muy rápido, a todo tren
porque es una pequeña criatura y sus latidos son mucho más
frecuentes que los nuestros. También resulta fascinante comprobar
que se mueve dentro del vientre de Tamara, ya que ella me comenta lo
que sucede. Bum, bum, bum, ¡BUM, BUM!, bum bum... Es una patada –
me dice Tamy. Baja el sonido del monitor – se está moviendo, me
comenta. Me siento un mero espectador de una interacción tan íntima
entre ella y yo.
Soy algo así como
el jugador del banquillo al que llaman para coger una botella de agua
o algo. Ella es quien está jugando el partido todo el tiempo. Mi
trabajo es estar ahí de apoyo y ayudar cuando me lo pide. Me siento
un poco desconectado a veces. Tal vez por eso me guste escuchar los
latidos de su corazón, es como un sonido relajante que te envuelve
con su ritmillo. Bum, bum, bum. Me siento más cerca de este pequeño
cuando lo veo moverse a través de una ecografía en tiempo real o
cuando escucho el trepidante ritmo de su pequeño corazoncito.
Que todo vaya bien
es la mejor noticia que tengo ahora mismo. No tenía ningún susto
pero la pérdida de líquido no quedaba bien explicada en la
Internet, por lo que hemos tenido que venir. A veces hay tantas
causas posibles para algún asunto que es mejor confiar en la palabra
de los médicos antes de llegar a conclusiones erróneas. Bum, bum,
bum. Ya he grabado el sonido de su corazón más de una vez, espero
editar este sonido algún día para poder guardarlo y reproducirlo
cuando él entienda lo que significa. Tal vez pueda grabar el sonido
de sus pulsaciones más adelante y escuchar su evolución a lo largo
de los años, sí, soy ese padre. Bum, bum, bum.
César P.
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