19 de enero de 2016

La barbarie del terrorismo internacional en 2016


El tema del terrorismo está más calentito que nunca tras una sarta de atentados por doquier que se han venido encadenando después de la masacre de París. Este atentado en la capital francesa fue algo así como el pistoletazo de salida para varios ataques en pequeña escala que se han sucedido recientemente. Porque claro, el primero que pega los tiros da más valor a quienes van por detrás. Ahora están armados de coraje muchos de los que antes estaban más tranquilos. Vamos, que se han venido arriba los señores terroristas islámicos y están haciendo de las suyas internacionalmente.

Esto es un tema muy preocupante que Europa va a tener que atajar para ayer. Pero claro, ¿qué van a hacer? ¿Bombardear como los yankis? ¿Campar y cazar a los terroristas del Estado Islámico? ¿Poner la otra mejilla? ¿Ser pacientes? Están jodidos. A la larga, creo que esto acabará en una intervención militar masiva en Medio Oriente y proximidades para cortar por lo sano. Pero, ¿puedes cortar una idea por lo sano? Porque el fanatismo no es más que una ideología que algunos fomentan en esas regiones para conseguir que la guerra santa se realice en el terreno que quieren.

Una idea no se puede matar. Puedes cargarte a todos los que piensan igual y aún así la idea podría persistir. Es inmortal. Hoy en día, además, es a todas luces imposible erradicar una idea en la mente colectiva que llamamos la Internet. Siempre hay copias de las copias de seguridad que alguien podrá subir y resubir hasta el final de los tiempos. Luego, está jodido el asunto. Mientras, los inocentes pagamos el pato de lo que han hecho unos pocos con grandes influencias: oprimir a los pueblos de Medio Oriente y otros países de religión musulmana.

Yo no lo he hecho. Eso lo sé. Apenas he conocido a algún musulmán en mi vida. Que me hayan bautizado en la iglesia católica me hace tan merecedor de una persecución como lo podría ser un musulmán. Vale ya de ridiculeces de antaño, estamos en el siglo XXI. Ni moros ni cristianos merecen sufrir por su credo – algo que no coincide con ninguno en mi caso, por cierto. Así que no sé que pretenden exactamente los que tejen los hilos del terrorismo, si influencias o dinero o cualquier otra cosa, pero es una utopía lo que plantean: no pueden tener atemorizadas a naciones enteras.

Un buen día se hartarán las grandes potencias y tendrá serias consecuencias para todos. Ya no estamos como para empezar guerras porque podemos acabar con el endeble equilibrio de la biosfera en unos días. Un poquito de por favor con nuestro planeta no vaya a ser que para colmo de males cierto norcoreano se vuelva (más) loco...

César P.

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