Bueno, ahora sí, centrémonos en cómo me las apañé (no sin
gran dosis de improvisación) para cumplir en gran medida con lo que debía
entregar. El día que me tocó dormir poco, cené pronto y ligero, dormí menos de
cuatro horas y cuando me levanté tenía hambre así que mientras terminaba de
despertarme comí algo en plan desayuno: unas rebanadas de pan con paté, si más
no recuerdo.
Por desgracia, me llevó una hora llegar a mi "estado de
vigilia" y fue horrible. Bostecé decenas de veces, me salían lágrimas de
los ojos por tener la mirada fija en la pantalla ya que mis ojos no habían
descansado lo suficiente. Por lo tanto, tuve que aguantar a pesar de que mis
ojos no respondían bien. Para más colmo, mi cerebro tampoco está precisamente
carburando al máximo.
Tuve que parar el trabajo en varias ocasiones, hacer
minipausas por pérdida de concentración y diría que mi estado de vigilia se
quedó en un 70% u 80%. Mi rendimiento respecto de mi desempeño habitual lo
estimo en un 60% aproximadamente. Vamos, que no me cundió nada la primera hora.
Me queda clarísimo por qué tantos estudios indican que
dormir menos para trabajar más es absurdo a pesar de que se suele pensar que
sirve para algo esta práctica.
Después de eso, cuando el subidón del desayuno repuntó la
energía adicional mejoró un poco la situación. Creo que esto sigue el principio
de inercia de física: toda persona en reposo quiere seguir en reposo a menos
que haya un buen motivo. Y, a todas luces, mi cuerpo intentó seguir en
reposo pero fue mi fuerza de voluntad quien se impuso por encima de mis necesidades
fisiológicas.
Estando un poco más despierto, seguí trabajando en el
documento un par de horas más hasta que lo envié terminado. Acto seguido, me
duché, cambié y salí a dar clases casi toda la jornada. Ese día, lo recuerdo
perfectamente, fue como tener una resaca permanente que solo desaparecía unos
segundos, tal vez pocos minutos como mucho. Me zumbaba la cabeza todo el tiempo
y creo que no dejé de bostezar en todo el día como si acabase de salir de la
cama. Paupérrimo.
La siguiente jornada requería una dedicación parecida aunque
esta vez mi enfoque fue distinto. En el próximo artículo, me centraré en
describir este segundo día y el cambio de estrategia que apliqué debido a las
diferentes circunstancias.
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario