2 de diciembre de 2015

Por qué no debes tomar cocido por la noche

No lo hagas, sim-ple-men-te, no lo hagas. Comer cocido mola, no nos engañemos. Esos garbancitos sabrosos, ese caldillo, ñam, ñam. Además, en este tiempo frío el cocido da el calorcito que nos hace falta. Es una buena idea esto de tener un cocido a mano para recuperar las calorías que se van con las bajas temperaturas. Sin embargo, hay que tener mesura. Acabo de tomarme un cocido de cena y estoy todavía sintiendo las consecuencias. Es como alimentar a un gremlin después de media noche, tiene sus efectos.

Pero bueno, después de la pesadez inevitable empiezo a sentir el flujo de energía que se extiende por mi cuerpo. La verdad es que he cenado más de la cuenta, pero bueno. Qué se le va a hacer si me lo pide el cuerpo, ¿verdad? Pensaba tomarme una ensalada y tal vez un filete de pollo de cena pero me han puesto el cocido delante de las narices y no lo he podido evitar. No les iba a hacer el feo, ¿verdad? Así que he aguantado como he podido buenamente.

Eso sí, me ha hecho falta una coca cola para bajar el tapón que he sentido en mi tracto intestinal durante unos minutos. Ahora me siento mucho mejor, parece que vuelvo a respirar gracias a la magia de la coke, que es capaz de limpiar cualquier conducto. No es lo ideal, ya lo sé, encima he tomado cafeína antes de dormir pero bueno, antes me he zampado un cocido. De perdidos al río y de cabeza al agua. Ya qué más da. Suerte tengo que no me ha sentado demasiado pesado como para estar con malestar.

Nunca he estado muy preocupado de lo que como ni cuándo pero últimamente empiezo a percibir que ciertas malas costumbres deben ir desapareciendo. El buen kebab aleatorio que no falta algún día o el Burger o el cocidito nocturno. Yo qué sé, esto de tener miramientos con lo que como no mola nada, me corta el rollo un poco demasiado. Hay que mantener buenas costumbres para estar sano. En lo que a mí respecta, creo que va siendo hora de cambiar un poco las mías.


Eso sí, el café mañanero es un ritual que no estoy dispuesto a abandonar todavía. Y, después, un buen cocido… errr… digo, algo para desayunar, sí, eso.

César P.

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