4 de noviembre de 2015

La lluvia de Octubre

El frío ya se deja sentir en Madrid, es casi como si el cambio de horario hubiese puesto el punto de partida para la época gélida del año. Me encuentro destemplado en ocasiones y me sienta fatal. Lo peor es que casi nunca estoy así, por eso me molesta sobremanera. No sé a qué se debe, no será porque no empiece el día con un buen café cargado en condiciones. ¿Me estaré haciendo mayor y ya no aguanto las inclemencias del tiempo como antaño? Vete a saber, aunque me llevo bien con el frío. Eso sí, cuando estoy destemplado tengo un humor de perros porque me siento literalmente dentro de una nevera.

Días nublados se alternan con días con un sol más bien tímido. A veces llueve pero no siempre y esto también me toca un poco la moral. Veréis, el coche lo llevo un poco sucio pero con las lluvias intermitentes no sé si limpiarlo o echarle un poco de jabón. Más bien no hago ni lo primero ni lo segundo, opto por una posición neutral. El resultado es que si bien se limpia con la lluvia, al quedarse húmero coge mucho polvo después. Así, una fina capita de polvo cubre gran parte de mi coche estos días.

Otro asunto es la ropa, hay que salir correctamente ataviado cuando va a caer agua del cielo. También debes llevar el calzado idóneo para no acabar empapado en un charco salvaje que aparezca por el camino, que los hay y no son pocos. Estas consideraciones son las que me arremeten cuando estoy medio dormido y tengo que vestirme para salir de casa. Es un rollo ya que a veces no sé ni lo que hago, me toca cambiarme dos veces ya que la técnica ancestral de coger lo primero que pillas es lo que tiene: no siempre cuela.


Por no mencionar en lo complicado que me está resultando levantarme por las mañanas. En estas épocas del año las sábanas y mantas de la cama se vuelven pegajosas, te adhieren y te retienen en “contra” de tu voluntad. La almohada tiene un somnífero especial que aparece en estas fechas, ¿no lo sabíais? Como defensa, el cuerpo humano se coloca en posición fetal para resistir este torrente de somnolencia. Vas y te duermes. Intentas levantarte y caes de nuevo, vuelta a empezar. Cuando menos te lo esperas, ya son las 10 AM y empieza a ser un canteo estar en la cama. ¡Así no hay quien viva! ¡Qué vida más dura!

César P.

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