Me siento cansado de
trabajar con personas porque cada uno tiene sus intereses personales y es un
auténtico rollo aguantar todo eso. Que si algunos quieren un horario, que si otros
no pueden algunos días y prefieren otros, etc. Rollo. Coñazo auténtico. Tortura
china. En fin, no es algo grato de aguantar durante mucho tiempo. El año pasado
la mayor fuente de mis ingresos provino de clases particulares pero este año
estoy cambiando de ocupación progresivamente. Ahora mismo, estoy a un paso de
repartir mis ingresos entre trabajo desde casa y clases que doy. Resulta más
cómodo trabajar desde casa y hasta más rentable.
Si incluyo el tiempo de
mis desplazamientos hasta casa de mis alumnos, lo que gano por hora se reduce a
una cifra que no me gusta nada. O sea, no gano a la hora lo que les cobro en
realidad. Pero esto lo suelen olvidar muchas personas, quienes exigen unos
horarios inusitados o ejercicios adicionales para aprender la asignatura. Esos “extras”
no se incluyen siempre en el precio de la clase pero algunas personas creen que
sí, que todo lo que piden debe aceptarse sin rechistar. Resulta tedioso estar
aguantando chorradas de algunas personas, por eso este año ya no acepto alumnos
que encajen en cierto perfil: los que piden “extras”.
Además, estoy dando más
bien pocas horas de clase. El año pasado a estas alturas estaba en torno a las
30 horas de clase a la semana – que no de trabajo porque hay que contar
desplazamientos siempre. Esta vez estoy en cerca de 20 horas semanales, o
incluso un poco menos. Debería buscar más alumnos pero tengo esta búsqueda al
mínimo porque estoy más centrado en aumentar los ingresos del teletrabajo. Me
he dado cuenta que resulta fiable esto de escribir desde casa, ya que el
trabajo no requiere más desplazamiento que sentarme delante del ordenador.
Además, los ingresos por
esta ocupación aunque suelen ser más bajos a la hora compensan en volumen de
trabajo y en ahorro de tiempo en viajes. Por no mencionar que la comunicación
suele limitarse a un par de e-mails para ver cómo van las cosas con el trabajo
pendiente. Nadie me estresa mucho, aunque hay de todo en lo de currar por
Internet también. De vez en cuando, te encuentras con algún inútil que te hace
perder el tiempo en cierta medida o algún listillo que intenta timarte. Son los
gajes del oficio, supongo.
César P.
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