No sé por qué ver la vida
de una decena de gandules resulta tan interesante para miles de personas. Cada
vez que me encuentro las imágenes de este programa creo que algunas neuronas
deciden hacerse el harakiri voluntariamente. A veces, siento una confusión
mental después de ver unos pocos segundos del maldito programa. Os preguntaréis
por qué diantres veo eso si a todas luces no me gusta para nada. Bueno, convivo
con dos personas que ven Gran Hermano y escribo en el salón, donde la mesa es
más grande. Lo veo de rebote mientras escribo estas líneas, algo que los
participantes serían incapaces de hacer sin cometer aberraciones lingüísticas.
De todas las bromas que
he escuchado sobre este reality es
que si le explicas a alguno de los participantes de dónde surgió el nombre del
programa, posiblemente le explote la cabeza. No deja de fliparme que haya tanta
acogida para este tipo de cosas, creo que la gente se aburre demasiado.
Cualquier chorrada en Youtube me parece mucho más entretenida que esa mierda
pinchada en un palo. ¿Tan poco nos gusta usar la cabeza para pensar o qué
diablos nos está pasando a las personas?
En serio, por qué coño me
iba a importar la vida de un puñado de gandules que no saben ni hablar. No
entender. Tal vez ellos sean los genios que han descubierto el secreto de la
vida: cómo ser felices en un mundo complejo manteniendo un “low profile”
mental, carburando tan bajo – a ralentí como máximo – que escapas a toda
dolencia asociada a la condición humana. Luego, nosotros los que nos
complicamos con la realidad somos los tontos, estamos perdiendo el tiempo
pensando en cosas tan insustanciales como la razón del ser. Rofl.
Pensar en estas cosas me
está revolviendo las ideas, Gran Hermano es la respuesta a todos los males de
la vida. Es el opio del pueblo que necesita la gente de este país y de tantos
otros. No me extraña nada que se lo curren tanto algunos para salir en la
pantalla pequeña como parte de este show, ya que al parecer se paga muy bien. ¿Y
qué tienes que hacer? El tonto. Rebobinar tu cerebro hasta una edad mental de 10
años o así y dejarte llevar. Fácil, ¿no? Es algo así como estar de vacaciones
permanentes y bien remuneradas, el trabajo perfecto en estos tiempos de crisis.
César P.
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