Ya van dos veces en la
última semana que nos aborda – a mí y a mi pareja – el mismo agente comercial
de ING con la historia de la cuenta sin comisión. La primera vez le dijimos que
no nos interesaba o algo así. Hoy, le hemos dicho que no trabajamos, a lo cual
éste nos ha preguntado que si estábamos recibiendo la prestación. Siguiendo
nuestra coartada para pasar de su oferta respondimos que no, que no recibíamos
nada. El comercial sintió pena y nos lo dijo, además, nos deseo buena suerte en
la búsqueda de trabajo. Me sentí mal por mentir pero no quería que nos soltara
el discurso.
No me gusta mentir pero a
veces es – casi – la única forma de no pararte a escuchar amablemente y con una
falsa sonrisa lo que te cuenta un agente comercial. Hay que comprenderlo, el
hombre solo hace su trabajo aunque a la gente no le suela interesar lo que tiene
que ofrecer. Luego lo pensé, ¿no estaría bien una cuenta sin comisiones?
Entonces recordé que tendría que volver a domiciliar todo lo que me cobran y
sería un rollo. Además, no puedo irme de Bankia completamente. Luego, para qué...
Lo que me ahorraría en
comisiones (cobros de mantenimiento o lo que sea, desconozco la oferta porque
no escuché al comercial), me repercutiría en tiempo invertido para domiciliar
pagos y, encima, tendría que seguir con al menos una cuenta en Bankia. No
renta. Solo me serviría tener una cuenta ING para guardar una tarjeta más en la
cartera donde podría tener ahorros pero para eso ya tengo una cuenta (de menos
uso habitual) en Bankia. Luego, para qué…
Sin embargo, estos
agentes te intentan vender las ventajas de las cuentas de ING, es su trabajo.
Hay que entenderlo. A pocas personas veo hablando con ellos, son casi como
parte del mobiliario del centro comercial, casi, casi. La vida de agente
comercial tiene que ser dura, la gente te ignora y no agradece lo que intentas
ofrecerles. Muchas veces son cosas que la gente no necesita pero tienes que
hacerles creer que sí vendes necesidades.
Alguna que otra vez, me
habré parado a escuchar a los comerciales pero ha sido raro, suelo decir que “no
tengo tiempo” o que “no, gracias” y sigo por mi camino. No suelo comprar cosas
que no me parecen necesarias así que los comerciales tienen poco negocio conmigo.
Es lo que hay.
César P.
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