7 de octubre de 2015

Aparcar o no aparcar, ese es el rollazo


Bueno, no voy a desvelar ninguna verdad oculta diciendo que aparcar en Madrid puede llegar a ser una tortura china con saña. Cuanto más te adentres en la ciudad peor pero no por eso se libran de este martirio los barrios periféricos. En algunos lugares insólitos ahora se cobra por aparcar. Como oses pasar el anillo de la M-30, la suerte está echada: tienes que soltar la pasta por dejar el coche quieto. Y como te pases del tiempo, multaca al canto por listillo. Por no mencionar que la gasolina no llueve del cielo como para estar derrochando combustible solo porque no encuentras dónde dejar el coche correctamente estacionado.

Yo vivo cerca del aeropuerto, donde aparcar es – todavía – gratis pero faltan plazas. O será que la gente tiene demasiados coches, no lo sé. El caso es que me siento privilegiado si consigo dejar mi coche en la misma calle en la que vivo, ni hablar ya en la puerta. Lo suyo sería hacerme con una codiciada plaza de aparcamiento pero en mi edificio no quedan y en otros no he buscado mucho. Además, salvo por las cagadas de los pájaros aparcar fuera no es para tanto. Ah, bueno, la lluvia que me deja el coche como si viniese del Dakar...

Y las vueltas que me toca dar a veces a la manzana hasta encontrar un hueco decente... Si busco la intersección entre ambas condiciones, ya puedo echar tiempo: hueco cerca de casa y exento de cagadas de aves. Complicado. Una vez tuve que dejar el coche a dos calles y pico de distancia donde ni siquiera había ido a pie nunca. Ahora que han abierto un nuevo parque comercial cerca de mi casa, debo olvidarme de mover el coche a ciertas horas. Se forma un atasco que llega de una rotonda a la siguiente...

No sé qué nos pasa con los coches pero es una locura. Estamos haciendo más agujeros que los conejos campestres para crear parkings urbanos y aún así no damos abasto. Tener coche es un gran alivio a veces pero una maldición en ocasiones. Cuando sales tan tranquilamente de tu casa, coges el coche y entras de lleno en un atasco... acabas arrepintiéndote de no haber cogido el metro. Para hacer un uso eficiente del vehículo, hay que planificar cuándo y a dónde ir, de otra forma puedes acabar en la M-30 esperando a que alguien te deje avanzar.

César P.   

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