Como la especie
inteligente de nuestro planeta tenemos una responsabilidad inherente
a nuestra condición. Dicha responsabilidad del hombre se debería
reflejar en nuestro comportamiento en cada instante. Sin embargo,
muchas personas solo hacen el imbécil cada día de su vida sin
plantearse en absoluto estas cuestiones. Así, el maltrato animal
persiste a día de hoy cuando ya deberíamos haber evolucionado más
allá de esta condición de salvajismo exacerbado. Por otra parte, el
cuidado de los animales nos humaniza al igual que cualquier otra
actividad altruista.
El primer paso
para dejar de comportarnos como cavernícolas cabreados es cuidar de
nuestro entorno y de los demás seres vivos. Este planeta es un
crisol para la vida y nuestra principal responsabilidad es mantener
su equilibrio en todos los niveles. Lo más alarmante es que hace
décadas contamos con la tecnología y los conocimientos para llevar
a cabo un desarrollo sostenible que sea compatible con nuestro
crecimiento demográfico. No hay excusa. Sin embargo, los intereses
económicos pesan demasiado como para que dejemos de hacer el idiota.
Pero el dinero es
una invención nuestra, una herramienta para recompensar el esfuerzo
de una persona mediante la adquisición de bienes. El dinero es un
reflejo de lo que vale el tiempo para una persona, el tiempo que ha
dedicado al trabajo. Si viviésemos para siempre, la mera idea del
dinero sería un sinsentido. Sin embargo, algunas personas se
preocupan tanto de acumular bienes y poder que olvidan nuestra
condición mortal. ¿Quieres ser multimillonario para gastártelo
desde el más allá?
Cuánta estupidez.
El dinero solo debe ser acumulado en la cantidad adecuada para llevar
una vida cómoda y asegurar un buen porvenir de nuestros familiares,
como mucho. Cualquier acumulación de bienes más allá de ello es
avaricia. La codicia es lo que distorsiona el curso de muchas
historias hoy en día. Por definición, si algunos tienen demasiado,
otros tienen que tener muy poco. Mientras que existan quienes
ostentan riquezas que no pueden gastar en el curso de vida, existirá
el opuesto, personas que mueren literalmente porque no tienen acceso
a los recursos esenciales para la vida.
Sin embargo, en
nuestro planeta aún hay recursos más que suficientes para todos.
Los animales, plantas y las personas podemos compartir el mundo en
equilibrio. Lo mismo sucede con cualquier otra forma de vida aunque
las bacterias poco sufren por nuestras locuras, medran en paraderos
diversos y se adaptan a todo. Otra historia es la de los grandes
mamíferos que estamos extinguiendo con nuestros desechos. Tenemos
que cambiar si queremos preservar nuestro hábitat.
César P.
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