Hablamos siempre
de los mismos temas y aceptamos pocos cambios en las conversaciones,
eso es un hecho consumado. Que si hay que quitar los símbolos
franquistas (por qué no, aunque nada cambiará la historia), que si
el orgullo gay y las reivindicaciones (ok), etc. Hoy, he leído un
breve comentario de una lectora en el 20 minutos, en esa sección en
la que exponen las cartas que envía la gente, sobre lo que han
sufrido – y siguen sufriendo – las mujeres. Y sobre lo que nadie
habla. Cuánta razón en tan pocas líneas, ya que muy pocas personas
se preocupan de hablar de estos temas. En mi opinión, no hay mucho
apoyo en lo que a estos asuntos se refiere y debería salir más a la
palestra.
También, durante
el desayuno, me ha sabido agridulce el donut que he tomado porque en
la televisión solo hay mierda en forma de noticias. Todos los días
emiten reportajes de gente que maltrata a sus mujeres y las mata, de
padres que maltratan a sus hijos, de terroristas que matan gente
inocente, etc. Una mierda pinchada en un palo. Acabas hasta los
huevos cuando apenas empieza la jornada. Qué cojones, dan ganas de
vivir debajo de una piedra como hace Patricio el amigo estrella de
mar de Bob Esponja.
Por eso apenas veo
la tele, y cuando lo hago me reafirmo en ello. Da asco. No hablan de
cómo las mujeres salen adelante en este mundo nauseabundo pero sí
rayan con el tema del no de Grecia. Cuidado, han negado las reformas
de la UE, ahora son héroes espartanos. Mientras tanto, hay mucha
gente que intenta cambiar las cosas pero tienen poca difusión en los
medios. Nadie hace caso a los que luchan por la igualdad ni a quienes
se dejan la piel en que se minimicen las diferencias de género.
Tampoco importa a nadie que haya tantas víctimas de violencia de
género, ni que las cifras no empiecen a bajar de una puta vez.
Qué cojones de
mundo en el que vivimos en el que los hijos echan de una patada a los
padres a una residencia de mayores donde por un módico precio pasan
de cuidar de sus propios progenitores mientras los dejan a merced de
lo que personas explotadas y malpagadas puedan hacerles. Por no
mencionar a los cabrones que matan a sus hijos porque “se rayan”.
Ni a los aún más cobardes que se cargan a su familia porque “ya
no aguantaban más”. Deberían establecerse las cabinas de suicidio
como las de Futurama y que esta gente que quiere joder se quitase de
en medio sin llevarse a nadie más por delante. Sería lo suyo.
César P.
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