Sigo escuchando las
quejas de la gente con cierta frecuencia sobre la falta de ofertas de empleo.
Hace unos días, cuando acabé la universidad y terminé de dar clases a todos mis
alumnos habituales, empezó el parón veraniego. Sin embargo, ya que estoy acostumbrado
a trabajar no iba a quedarme sin hacer nada de pronto. Me puse a “buscar”
trabajo y dos días después he encontrado tanto para hacer que estoy casi
desbordado de nuevo. Hasta yo mismo he alucinado un poco con todo esto.
Por un lado, encontré una
oferta de trabajo según la cual me pagaban casi mil euros más comisiones. Sin
embargo, puesto que ya tengo puestas algunas clases durante la semana, este
puesto era incompatible con mis horarios, me requerían 6-8 horas al día. Por no
mencionar que lo de trabajar para otro es alguien que aún no he experimentado
mucho. Además, ¿me valía la pena dejar algo seguro por probar suerte con algo
nuevo? Considerando que sacaré casi lo mismo por mi cuenta, sigo por mi cuenta.
Este mes, al ser el
primero del verano, ya esperaba que la situación estuviese un poco floja pero
la verdad es que he acabado con más curro del que esperaba. Gran parte de esto
es debido a la magia de la Internet. He encontrado trabajo regular haciendo
artículos en inglés y convirtiendo formatos de documentos que necesitan ser
actualizados. No, no es un trabajo de ensueño pero hay mucho que hacer y me
pagan, con eso me vale. Otra ventaja es que no tengo que estar en casa para
hacerlo, con llevarme el portátil y tener internet me vale.
Según mis estimaciones,
este mes no caerán tanto mis ingresos como me estaba temiendo y me doy con un
canto en los dientes. No sé si es que se me da bien salir del paso o es que sé
hacer bien varias cosas, las suficientes como para considerarme polivalente. El
caso es que sigo sin entender a quienes dicen que no hay trabajo y, aún peor,
claman al cielo que no les cae nada de ningún lugar. Claro, si nos ponemos
señoritos y buscamos un curro con despacho, muchas vacaciones y poco que hacer
desde el primer día, entonces claro que no hay nadie tan loco como para darte
eso solo por tu cara bonita. A menos que seas muy guap@.
Menos quejarse y más
salir a currar, a ver si este país levanta cabeza.
César P.
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