Temo por la vida de mi móvil, más precisamente por su
longevidad ya que por ahora parece que sobrevive. Sin embargo, hace un momento
pensé que ya no lo contaba, se colgó de mala manera y no había forma de que remontase.
Al final, después de reiniciarlo dos veces, apagarlo una vez, esperar,
encenderlo y colocarlo en el aire acondicionado mi móvil recobró el
conocimiento. Sus circuitos no se han freído por ahora pero tal vez mañana no
tenga tanta suerte. Lo más sorprendente es que venía de un sitio cerrado, no
había estado bajo el sol de modo alguno.
Esto me lleva a temer que este verano algún móvil de la
familia se nos vaya para no volver. La ola de calor afecta especialmente a
estos aparatos porque no tienen forma de refrigerarse. Lo mejor que podemos
hacer es colocarlos en algún sitio fresco y esperar lo mejor. El asunto es más
grave de lo que parece. ¿Fardas de móvil? Si no tienes cuidado puede que no por
mucho tiempo. Hay un enemigo implacable que se arrastra por todas partes: el
sol.
Sí, la estrella que nos mantiene con vida también tiene un
gusto especial por la tortura en forma de ondas calóricas que nos cuecen por
todas partes. No tiene miramientos con nuestros amados móviles, los calienta a
base de bien. Ya de por sí, debido a todas las prestaciones de estos aparatos,
loa móviles tienden a calentarse con el uso. Conectas el 4G, pones el
Bluetooth, conectas el WIFI y – obviamente – también el GPS ya que no eres
nadie si no sabes de donde vienes ni a donde vas. El resultado puede ser letal,
los móviles cogen temperaturas de vértigo en unos segundos. Así no hay quien
haga nada con estos aparatos.
He quedado tan en shock por tener que reanimar a mi móvil
que no me lo he pensado dos veces, he cogido el transporte público en vez el
GPS para moverme en coche. Y ya que no podía ir a mi destino sin indicaciones,
blanco y en botella. Para quedarme tirado por allí y dando vueltas hasta que mi
Smar phone decidiese funcionar, he preferido ir en RENFE y metro esta tarde.
Resulta un poco rollo pero el transporte público tampoco está tan mal. Sí,
puede que tarde más a menudo pero puedo aprovechar el tiempo para escribir un
poco. No hay “mal” que por bien no venga.
César P.
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