He devorado series
durante años pero nunca he sido fan de ninguna producción española para la
pequeña pantalla. Salvo algunas excepciones, como Aquí no hay quien viva, serie de la cual llegué a saberme todos los
capítulos y que ha aparecido durante años casi a todas horas. Su relevo, La que se avecina, también tuvo su tirón
pero es innegable que en las últimas temporadas la gracia la han perdido un
poco. Si bien tiene algo de gracia en la actualidad, ya no es nada
desternillante salvo momentos puntuales. Las bromas se desgastan después de
varias temporadas.
Las series españolas
tienen su puntillo pero es difícil encontrar alguna que sea muy buena en todos
los frentes. Si los actores están bien, la historia es un poco muermo y
viceversa. Algunos tal vez crean que El
Príncipe lo tiene todo pero la trama es cansina, por lo demás, sí, está muy
bien. Los actores, el presupuesto, los escenarios, etc. La realidad es que todas
las series nacionales adolecen de algún punto flaco. Por ejemplo, el Águila Roja debería catalogarse como
ciencia ficción, como poco. Sin embargo, tiene mucho gancho y aunque la
historia es irreal cuando consigues hacer la vista gorda te lo pasas bien.
Entretenimiento simple.
Hace poco, descubrí Ángel o Demonio, una serie de hace unos
años que trata de la historia de seres iluminados o malignos, como explica el
nombre, que están infiltrados entre los humanos para influencia positiva o
negativamente. Es una seria modesta que cuenta una historia realmente
fantástica, lástima que no duró mucho. En ese caso, según mi perspectiva, la
historia podría haber dado mucho más. Lo habitual es que las series españolas
sean taciturnas y aburridas, intentan contar historias demasiado serias que a
mí me cansinan el alma. Prefiero las series americanas por ese motivo.
Me han dicho incontables
veces que 7 Vidas está muy bien y
que debería verla pero aún no me he puesto a ello. En realidad, desde hace unos
meses que no tengo ni el tiempo ni la costumbre de ver series en absoluto. He
perdido parte de mi lado cinéfilo en casa pero lo he reemplazado parcialmente
con el cine. Ahora voy a ver películas a la gran pantalla con mucha frecuencia,
es rara la semana que no me pase en el día del espectador para ver algo que
esté de moda. Aunque el cine no es barato, si vas el día adecuado se nota
mucho.
César P.
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