Esta semana he llevado al
coche a un mecánico de confianza para que me diga cómo está el vehículo, que
recientemente me ha dado algún susto. El diagnóstico indica que hay que cambiar
una válvula para que dejen de saltarme unos testigos que están de la olla y,
más importante, los discos traseros. El problema es que esos discos tienen los
rodamientos incluidos y va a haber que hacer un poco de mano de obra por allí,
me va a salir más caro de lo que pensaba. Pero no me queda otra, si quiero
pasar la ITV dentro de unos meses voy a tener que ponerlo a punto. Por no
mencionar que es mejor tener los discos a punto por seguridad.
Además, posiblemente haya
que considerar un cambio del kit de la correa de distribución. Aún no sé lo que
me puede costar eso pero me hago una vaga idea, tampoco será moco de pavo
aunque es más asequible que los discos. Puedo bueno, la única buena noticia es
que tengo unos meses para poner todo esto a punto y que el coche ahora mismo
está bien, no tiene nada muy serio como para que me preocupe. La verdad es que
me quita un pequeño peso de encima porque llevaba un par de semanas un poco
preocupado por saber el estado de la correa interna y lo de los dichosos
testigos que saltan más ahora que hace más calor.
Por lo pronto, parece que
podré hacer algún viajecillo con el coche en lo que queda de verano, que es lo
que me interesaba. Además, no sé si el mecánico ha tocado algo pero hoy he
tenido la sensación de que el vehículo tira un poco más, tal vez sean cosas
mías. Es curioso pero hay días que me lo paso mejor conduciendo y otros en los
que es un agobio, ya que los atascos y la gente incordiando se te meten en la
cabeza. Es inevitable que de vez en cuando te rayen la cabeza con tantas
tonterías, la gente no tiene maneras ni cuando va en el metro ni – mucho menos
- cuando conduce.
Entre los estúpidos que
adelantan haciendo eses y los que no saben qué es eso del intermitente, que
además se te cuelan en todas las incorporaciones por sus santas narices,
conducir a veces requiere mucha paciencia para no mandar a todos a la mierda.
Antes, con todo su morro un tío tenía un camión – sí, camión - parado en doble fila y en diagonal cortando
casi dos carriles. Y el conductor tan pancho al lado del camión haciendo
cualquier tontería. El colmo del asunto estaba en que tenía un hueco enorme
para colocar el camión en línea sin estorbar pero para qué, ¿verdad? Hay demasiados
dueños de la carretera en Madrid.
César P.
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