Vale que este no sea el
mejor país del mundo, vale que no tenga ni los mejores políticos, ni la mejor
gente, ni sea boyante en calidad de vida; vale que España esté un poco jodida
después de la crisis y le cueste remontar pero de ahí a renunciar a considerarse
español (a quienes les corresponda), vale ya, ¿no? A menudo, escucho a
españoles afirmando “yo es que no me siento español, me siento del mundo o de
cualquier lugar”. A menudo, se dan casos como el entrenador de la selección
femenina de fútbol, quien cree que puede menospreciar públicamente el himno
nacional sin que pase nada; este tipo de situaciones se repiten demasiado a
menudo.
Vengo de un país, Perú,
en el cual ni se insulta a la bandera ni se lo piensa uno cuando hay que cantar
el himno nacional, porque sí, el nuestro tiene letra y es muy bonita, además.
Hace años, cuando me sumergí en la cultura española empecé a ver esos
nacionalismos y la división interna que hay en esta nación, que tienen sentido
por una parte por la historia española, cuya identidad está formada por varias
culturas que comparten un territorio común. Sin embargo, no llegué a calar a
fondo hasta dónde llegaban esas rupturas. Hasta hace poco, no me di cuenta de
que el fraccionamiento es más acusado de lo que pensaba.
Hay quien de verdad se
cree que Cataluña o el País Vasco deban escindirse de España. Hay quien de
verdad apoya esos nacionalismos. También hay personas que hacen defensa de
estas ideologías públicamente. Y sí, una cosa es la libertad de expresión pero,
¿no se está dejando que llegue demasiado lejos todo esto de “expresar” lo que
se piensa? Llamadme raro, pero en mi país los movimientos “nacionalistas” se
limitan a cuatro personas que se quejan en algún sitio, aunque están
disconformes con la nación peruana nunca tendrán poder suficiente como para
ostentar una influencia a escala nacional.
Aquí, en cambio, los
catalanes tienen unos privilegios, los vascos otros, los andaluces… etc. ¿Y nos
extrañamos – si es que alguien lo hace – de que este “proyecto” de país se
hunda por su propio peso? Digo proyecto no porque dude que España es un estado
sino porque el enfoque es incorrecto a todas luces. No se puede intentar sacar
un país adelante y al mismo tiempo permitir de en cada rincón la gente tire
para su lado, es una incongruencia que no se sostiene.
Y así sucede, en España
las cosas se van de las manos demasiado, la gente no tiene un patriotismo
mínimo, el país les da igual. Luego, cuando toque luchar por sacarlo adelante,
les da igual. Entonces, cuando haya que marcar la diferencia solo cuatro
españoles que se lo curran lo harán y los demás pasarán, porque ese es el
verdadero deporte nacional: pasar de todo. Lamentable.
César P.
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