Ahora que he empezado a
moverme por Madrid en coche de forma regular, me he dado cuenta de un mal que
acecha a cualquier conductor novato: el infame GPS. Resulta que no tengo un
Tom-Tom a mano y aunque lo tuviese la situación no mejoraría mucho, uso el GPS
de Android o de iOS. Si bien podemos decir que el segundo va un poco mejor que
el primero, a ambos se les va la olla de formas diversas, variadas e
inevitables.
No es solo que a veces
pierdan la señal, lo cual ya molesta lo suyo, sobre todo en los túneles.
También resulta que en ocasiones te hacen ir por rutas estúpidas y no te das
cuenta hasta que has dado una vuelta enorme y entonces es obvio que acabas de
dar un rodeo para avanzar 50 metros. Por no mencionar la manía de quedarse
perdidos sin dar la ubicación exacta, en ocasiones según el dichoso aparato
estoy en medio de 3 distritos sin quedar claro en cuál.
Pero bueno, tal vez deba
mostrar más agradecimiento, el GPS me lleva a muchos lugares sin demasiado
problema. Lo que sucede es que lo uso tanto que me doy cuenta de sus evidentes
fallos y carencias. Por ejemplo, creo que deberían mejorar los navegadores para
que no te saltasen notificaciones tontas que nada tienen que ver con tu
conducción cuando estás en plena carretera. Esto no es una mejora del GPS sino
de la interfaz del móvil, ayer me sorprendió una maldita alarma en medio de la
M-30 y claro, si no la quitaba no escuchaba al GPS, con la distracción que
conlleva eso.
Hay unas cuantas cosas
que quedan por mejorar en cuanto a los GPS, por eso el Maps está en fase beta
tanto en Android como en iOS. Lleva así años, ya va siendo hora de que hagan la
versión “buena”, pero creo que como hay tantas posibles mejoras que implementar
– demasiadas como para hacerlo bien en un futuro cercano – esto va a seguir así
un rato largo. La única solución es ir aprendiendo las rutas a los sitios a los
que voy para poder depender menos del GPS, ya que a menudo me lleva por el
camino de la amargura en su empeño por mandarme por alguna ruta tonta. Lo mejor
es que uno sepa cómo ir a su destino y recurrir al GPS solo para cosas
puntuales como tomar salidas, corregir el rumbo o no pasarse desvíos clave.
Para todo lo demás, el sentido común.
César P.
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