27 de junio de 2015

El GPS te la lía parda cuando conduces

Ahora que he empezado a moverme por Madrid en coche de forma regular, me he dado cuenta de un mal que acecha a cualquier conductor novato: el infame GPS. Resulta que no tengo un Tom-Tom a mano y aunque lo tuviese la situación no mejoraría mucho, uso el GPS de Android o de iOS. Si bien podemos decir que el segundo va un poco mejor que el primero, a ambos se les va la olla de formas diversas, variadas e inevitables.

No es solo que a veces pierdan la señal, lo cual ya molesta lo suyo, sobre todo en los túneles. También resulta que en ocasiones te hacen ir por rutas estúpidas y no te das cuenta hasta que has dado una vuelta enorme y entonces es obvio que acabas de dar un rodeo para avanzar 50 metros. Por no mencionar la manía de quedarse perdidos sin dar la ubicación exacta, en ocasiones según el dichoso aparato estoy en medio de 3 distritos sin quedar claro en cuál.

Pero bueno, tal vez deba mostrar más agradecimiento, el GPS me lleva a muchos lugares sin demasiado problema. Lo que sucede es que lo uso tanto que me doy cuenta de sus evidentes fallos y carencias. Por ejemplo, creo que deberían mejorar los navegadores para que no te saltasen notificaciones tontas que nada tienen que ver con tu conducción cuando estás en plena carretera. Esto no es una mejora del GPS sino de la interfaz del móvil, ayer me sorprendió una maldita alarma en medio de la M-30 y claro, si no la quitaba no escuchaba al GPS, con la distracción que conlleva eso.


Hay unas cuantas cosas que quedan por mejorar en cuanto a los GPS, por eso el Maps está en fase beta tanto en Android como en iOS. Lleva así años, ya va siendo hora de que hagan la versión “buena”, pero creo que como hay tantas posibles mejoras que implementar – demasiadas como para hacerlo bien en un futuro cercano – esto va a seguir así un rato largo. La única solución es ir aprendiendo las rutas a los sitios a los que voy para poder depender menos del GPS, ya que a menudo me lleva por el camino de la amargura en su empeño por mandarme por alguna ruta tonta. Lo mejor es que uno sepa cómo ir a su destino y recurrir al GPS solo para cosas puntuales como tomar salidas, corregir el rumbo o no pasarse desvíos clave. Para todo lo demás, el sentido común.

César P.

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