Vivimos en la era de los remakes, hay
que asumirlo. Se ha puesto de moda en Hollywood volver a hacer
películas taquilleras de hace unas décadas para la gran pantalla.
Sí, los efectos especiales son mucho mejores en las últimas
entregas de Star Wars, qué duda cabe, pero ¿son mejores películas?
¿Alguien recuerda el infame remake de Conan, el Bárbaro? ¿O el de
Total Recall? Arnold Schwarzeneger ha sido uno de los actores más
castigados por la adicción a los remakes, han hecho trizas algunas
de sus películas más míticas.
Casi parece que en Hollywood se
hubiesen quedado sin ideas originales, ya que tienen que tirar de
proyectos que en su momento marcaron tendencia para sacar
rentabilidad en la taquilla. Sin embargo, esto puede resultar un poco
molesto para quienes hemos visto las películas originales que están
versionando actualmente. Es el caso de Mad Max, otra película
afectada por el efecto remake, que se estrena este viernes. ¿Alguien
recuerda a un joven Mel Gibson liándola en una carretera en la
película original?
Los efectos hacen mucho por una
película pero no olvidemos la importancia de una buena historia, de
una trama que tenga gancho y de un desenlace que llegue al
espectador. Hay un sinfín de ejemplos de films recientes con efectos
especiales formidables pero cuyo argumento se describe con una sola
palabra: insulso. Se me ocurre otra palabra que describe el efecto
que películas como After Earth (lo siento Smith pero, simplemente,
no) produjeron en mí: “meh”. Y es que los efectos por muy
espectaculares que sean no pueden llenar los agujeros que aparecen en
historias con tramas vacías.
Creo que el negocio que está detrás
de la producción de películas tergiversa mucho las cosas. No es de
sorprender que así sea, ya que se mueven millones en la industria
del cine. Una película actual con efectos de buena calidad cuesta
cientos de millones, dinero que hay que rentabilizar de alguna forma.
Lo que acaba pasando es que la presión que hay en los directores
explota por muchos lugares, intentan sorprender a un público que ya
ha visto muchas cosas y la pifian a base de bien. Es más, creo que
debería haber un nuevo género de películas, las “flipadas”.
En los films de acción y de ciencia
ficción, los protagonistas aparecen realizando proezas que rozan la
imposibilidad a cada segundo. Y lo que es más, encadenan hazañas de
este estilo y rematan la faena con una frase genial. ¿Creíble? Esa
palabra no está en el diccionario de los guionistas. Por mucho que
aleguen introducir cierta credibilidad en sus creaciones, nadie con
dos dedos de frente se lo traga. Aun así, parece que algunas
personas si creen ser capaces de emular las hazañas de Vin Diesel en
la saga Fast & Furious.
Quienes no conocen los films que están
siendo rehechos actualmente carecen de punto de comparación y
pueden, desde mi perspectiva, juzgar las películas actuales con
mayor imparcialidad. Para todos los que tenemos ya nuestros añitos,
nadie podrá petar más la gran pantalla que los grandes héroes de
la infancia y/o juventud. Es lo que hay, Hollywood.
Lo gracioso es que muchos de nosotros
vamos a ver las nuevas películas porque nos gustaron las originales
y, aunque no van a ser mejores, los efectos son lo suficientemente
buenos como para hacerlas atractivas en la justa medida. No todo está
perdido, Hollywood. La industria del cine necesita más ideas
originales, ya que tarde o temprano seguir haciendo remakes va a
empezar a ser muy cansino. A ver si nos sorprenden un poco en el
sentido bueno y sin copy-paste.
César P.
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