Empieza a notarse
el calor estos días en la capital, las chaquetas y abrigos sobran a
partir del mediodía. Todo el mundo sale a la calle un poco más
ligero, expectantes ante el verano que está por llegar. Ya solo un
mes nos separa del comienzo de la estación más esperada del año:
la de vacaciones. Sin embargo, es la recta final, muchos estamos
cansados y apenas podemos seguir el ritmo algunos días, es el sprint
definitivo lo que nos queda para tener el merecido descanso.
La verdad es que
no sé qué resulta más frustrante, pensarlo o no pensarlo. Aún me
quedan tantas cosas por hacer hasta poder disfrutar del verano que
resulta un vano consuelo que solo quede un mes, aproximadamente. La
perspectiva de tener que acabar todo lo que tengo en curso es un poco
agobiante, en el ámbito académico y profesional. Me gustaría
levantarme mañana y que ya fuesen las vacaciones, pero sé que no va
a ser así de fácil. Queda lo más duro de todo el año.
Tan cerca pero tan
lejos, al mismo tiempo. Hay días en los que las horas se vuelven más
largas y el hastío se apodera del alma. Es el calor, que medra por
todos los resquicios de las habitaciones encontrando su camino hasta
nosotros a lo largo del día. Es imposible escapar de esa sensación
de sofoco en algunos lugares. Curiosamente, he oído la queja ¡qué
frío! Unas cuantas veces estos días, lo cual contradice mi
hipótesis de que hace calor. Tal vez para algunas personas aún haga
frío en Madrid pero a mí cada día me parece que es lo que menos
hace en esta ciudad.
Cada
mañana, la chaqueta me sobra más de lo que me hace falta, la llevo
a cuestas por el y si
hace viento o frío de pronto. Nunca
se sabe, aunque diría que cada día parece más claro que el buen
tiempo ha llegado para quedarse. La prueba de ello es que se puede
caminar la mayor parte del día en camiseta. Hace unas semanas,
cuando se llevó a cabo el cambio de hora de verano, estuve un par de
días especialmente somnoliento y taciturno incluso a mediodía. Este
año el cambio de hora me ha afectado un poco pero el buen tiempo me
viene bien: me da alegría. Parece que nos hemos librado de las
inclemencias, por ahora.
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario