Como un buen fan del sci-fi no podía dejar de ver la
película en la que Antonio Banderas aparece rapado al cero, Autómata. Es otra
película post-apocalíptica en la cual apenas quedan personas y malviven dentro
de una ciudad. Para mantenerse con vida hicieron robots pero no consiguieron
frenar la desertificación del planeta. En este escenario, las cosas no pintan
nada bien para las personas.
La lluvia está contaminada y hay mucha radiación, un buen
cóctel de cáncer para el cuerpo. La historia se centra en los dos protocolos de
los robots. El primero impide que un robot dañe a ningún ser vivo y el segundo
impide que los robots se modifiquen, es decir, hace imposible su evolución y,
por lo tanto, los supedita al control humano.
El asunto es que eventualmente algún robot se sale del
control humano por mucho que éstos quisieran controlar la situación. En la
película se plantean temas muy trascendentes que superan con creces nuestro
ámbito de conocimiento, entrando en la filosofía, como la evolución humana vs
la evolución completamente tecnológica. Se sugiere que una inteligencia
artificial (IA) sería capaz de avanzar a un ritmo muy superior que el nuestro
y, por lógica aplastante, se volvería incomprensible ante nuestros ojos (por
ser demasiado compleja).
¿Eso nos da miedo? Ahora aún estamos lejos de enfrentarnos a
un dilema similar, ya que carecemos de IA’s que puedan hacer algo remotamente
parecido a lo que entendemos por pensar. Todos los robots que se han creado
están muy limitados por su programación pero lentamente vemos como los límites
se van ampliando hasta que, algún día en el futuro, desaparezcan.
¿Podríamos crear algo más inteligente que nosotros? Diría
que, por definición, no. Crear algo más inteligente que el creador mismo es una
contradicción pero sí es posible crear algo menos inteligente que evolucione a
un estado de mayor complejidad (un eufemismo para decir que nos dejaría como
tontos). Podríamos poner las condiciones iniciales de algo que nos superase
pasado un “largo” tiempo.
O tal vez no fuese tan largo si su evolución fuese mucho más
acelerada que la nuestra, quién sabe. Pero, ¿qué pasaría si nos hiciésemos más
listos a nosotros mismos? A partir de cierto momento, podríamos “modificarnos”
a nosotros mismos para ser más de lo que somos actualmente. ¿Podríamos
evolucionar más rápidamente o a la par que una IA? Solo el tiempo lo dirá, pero
es una fascinante idea.
La violencia también aparece en la película. Las personas
son violentas la mayor parte del tiempo con los robots, algo muy característico
de los humanos. Creo que a nadie sorprende que las personas den palos a
cualquier cosa que les contraríe un poco, o algunos tiros. Por otra parte, los
autómatas se presentan pacíficos salvo al final, cuando un nuevo modelo es
capaz de recurrir una vez a la violencia para salvar una vida humana (y su
propia supervivencia, en parte).
Me gustan las películas de ciencia ficción porque presentan
otros mundos y puntos de vista radicalmente distintos. Además, con frecuencia
critican nuestros defectos por medio de contrastes como en este película. La
frase del film, para mí, fue la respuesta de un autómata a la pregunta ¿quién
es el jefe?: Esa es una estructura mental humana.
César P.
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