Hace años que no
conduzco, si bien tuve alguna ocasión después de sacarme el carné
ha pasado ya tanto tiempo que me llevará cierto trabajo recordar los
truquillos que se aprenden con la experiencia. Lo bueno de conducir
es que no se olvida, se vuelve a empezar un poco a trompicones
después de un tiempo sin practicar pero es como montar en bici,
siempre se consigue tirar pa' lante de alguna forma. Si es sin
llevarse a nadie por delante, mejor que mejor.
Casi toda mi vida
me he desplazado en transporte público salvo cuando alguien ha sido
tan amable de llevarme en coche pero actualmente me encuentro en la
tesitura de pasar a desplazarme en cuatro ruedas con cierta urgencia.
Mi rutina diaria es un ir y venir de un sitio a otro, un no parar.
Así las cosas, y tras echar las debidas cuentas, creo que el
incremento en gastos se vería recompensado con el aumento en
comodidad.
Además, al
desplazarme en coche propio perdería menos tiempo, un recurso que
nunca debe subestimarse, ya que el tiempo es – en realidad - lo
único que no podemos recuperar en esta vida, sin contar la vida
misma, claro está. He llegado a la conclusión de que me hace falta
agilizar mis desplazamientos, para lo cual necesito una óptima
combinación de coche propio y abono transportes. Este cambio, como
poco, duplicaría mis gastos mensuales en transporte pero ganaría
tiempo por todos lados.
¿Y qué gano yo
teniendo más tiempo? Pues dos o tres cosas: 1. más tiempo libre 2.
más tiempo para estudiar y 3. más tiempo para trabajar. Y eso que
solo he tenido en cuenta lo principal, no hablemos ya de ir a hacer
la compra o hacer algún viajecillo improvisado que - ahora sí –
sería posible al disponer de un vehículo. Ganar tiempo en esta
vida, o disminuir parcialmente aquel que perdemos en desplazamientos,
no es baladí.
Como aprovechar el
tiempo extra para hacer que esta mejora en mi calidad de vida sea
rentable en todos los aspectos depende solo de mí y de como me las
apañe, eso es el mejor caso posible teniendo en cuenta que en esta
existencia mortal la mayoría de las cosas que suceden están fuera –
o, incluso, fuerísima – de nuestro control.
Lo único que
pierdo, y esto no es del todo cierto, al hacerme con un coche es
dinero. Y digo que no es del todo cierto porque puede ayudarme a
ganar más dinero mirando el asunto con perspectiva a largo plazo.
Sin embargo, estaré contribuyendo en mayor medida a contaminar el
aire que respiramos, esto es otro inconveniente que para muchos puede
ser irrelevante pero a mí me da que pensar. En el otro lado de la
balanza está el tiempo, ¿vale la pena aprovecharlo al máximo?
Si consideramos el
poco tiempo que tenemos en la vida, la respuesta unánime debe
ser que sí. Es... inevitable.
César P.
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