Hay muchas medidas
que se pueden adoptar a la hora de recortar en gastos, desde –
literalmente – gastar menos hasta echar cuentas para ver lo que más
nos conviene. No hay una respuesta única cuando de ahorrar se trata
pero las recomendaciones van encaminadas por la misma dirección. Hay
dos buenos hábitos cuando de ahorrar se trata, el primero es pensar
bien en los gastos que se hace, o sea, meditar si son o no necesarios
y el segundo es aprovechar ofertas.
Tomar las
decisiones adecuadas es complicado pero cuando se trata de decidir
sobre la necesidad de algo teniendo en cuenta nuestro presupuesto
para llegar a fin de mes, creo que se vuelve algo más fácil de
digerir. Viéndolo de esta forma, gran número de gastos se
convierten en prescindibles y, por lo tanto, podemos exiliarlos al
olvido. Mantener un modo de vida austero no es tarea fácil pero
cuando la situación lo obliga, no queda otra, ¿no? Mejor asumirlo
que lamentarse por la situación. Y sí, sé que resulta más fácil
decirlo que hacerlo.
Por su parte, el
mundo de las ofertas es, valga la redundancia, un todo un mundillo.
Las ofertas dependen de varios factores, como la época del año,
apertura, cierre, liquidación de stock, etc. Tampoco es baladí
mantenerse al loro de las últimas ofertas sino que, en cualquier
caso, estar actualizado requiere un esfuerzo continuo. El factor
azar está en la ecuación inexorablemente, ya que siempre habrá
cosas que se escapen a nuestra atención.
Pero bueno, así
las cosas, por un lado recortamos gastos que no nos hagan falta y por
el otro ahorramos en lo que sí o sí debemos gastar. Equilibrando
ambos lados de la balanza, y no sin dedicación, cada mes podemos
cuadrar mejor las cuentas. El problema se presenta cuando un gasto se
nos va de las manos, situación inevitable que tarde o temprano llega
(como cuando se estropea la caldera en mitad del invierno y no queda
otra que repararla o sufrir con el agua gélida, tan gélida que evita la congelación porque sigue en movimiento hasta nuestra piel, que brota del grifo y
la ducha).
Menos gastos innecesarios + menos gastos necesarios = más dinero ahorrado
El factor suerte
está involucrado en todo esto y, como su definición indica, puede
haber mala o buena. Por este motivo, no viene mal mantener un pequeño
fondo ahorrado a buen recaudo para eventualidades que puedan surgir,
y surgirán con el tiempo. Recordemos que la cuestión no es si habrá
alguna eventualidad sino cuándo. Todo esto no lo digo por ser ave de
mal agüero ni pesimista sino por mantener los pies sobre la tierra.
Como decía Julio César, la suerte está echada.
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario