7 de marzo de 2015

Cómo aprovechar mejor nuestro dinero


Hay muchas medidas que se pueden adoptar a la hora de recortar en gastos, desde – literalmente – gastar menos hasta echar cuentas para ver lo que más nos conviene. No hay una respuesta única cuando de ahorrar se trata pero las recomendaciones van encaminadas por la misma dirección. Hay dos buenos hábitos cuando de ahorrar se trata, el primero es pensar bien en los gastos que se hace, o sea, meditar si son o no necesarios y el segundo es aprovechar ofertas.

Tomar las decisiones adecuadas es complicado pero cuando se trata de decidir sobre la necesidad de algo teniendo en cuenta nuestro presupuesto para llegar a fin de mes, creo que se vuelve algo más fácil de digerir. Viéndolo de esta forma, gran número de gastos se convierten en prescindibles y, por lo tanto, podemos exiliarlos al olvido. Mantener un modo de vida austero no es tarea fácil pero cuando la situación lo obliga, no queda otra, ¿no? Mejor asumirlo que lamentarse por la situación. Y sí, sé que resulta más fácil decirlo que hacerlo. 

Por su parte, el mundo de las ofertas es, valga la redundancia, un todo un mundillo. Las ofertas dependen de varios factores, como la época del año, apertura, cierre, liquidación de stock, etc. Tampoco es baladí mantenerse al loro de las últimas ofertas sino que, en cualquier caso, estar actualizado requiere un esfuerzo continuo. El factor azar está en la ecuación inexorablemente, ya que siempre habrá cosas que se escapen a nuestra atención.

Pero bueno, así las cosas, por un lado recortamos gastos que no nos hagan falta y por el otro ahorramos en lo que sí o sí debemos gastar. Equilibrando ambos lados de la balanza, y no sin dedicación, cada mes podemos cuadrar mejor las cuentas. El problema se presenta cuando un gasto se nos va de las manos, situación inevitable que tarde o temprano llega (como cuando se estropea la caldera en mitad del invierno y no queda otra que repararla o sufrir con el agua gélida, tan gélida que evita la congelación porque sigue en movimiento hasta nuestra piel, que brota del grifo y la ducha).

Menos gastos innecesarios + menos gastos necesarios = más dinero ahorrado

El factor suerte está involucrado en todo esto y, como su definición indica, puede haber mala o buena. Por este motivo, no viene mal mantener un pequeño fondo ahorrado a buen recaudo para eventualidades que puedan surgir, y surgirán con el tiempo. Recordemos que la cuestión no es si habrá alguna eventualidad sino cuándo. Todo esto no lo digo por ser ave de mal agüero ni pesimista sino por mantener los pies sobre la tierra. Como decía Julio César, la suerte está echada.

César P.

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