Todas las personas
nacemos en la oscuridad de la ignorancia, alcanzamos la racionalidad
característica de nuestra especie, ardiente como una llama y, poco a
poco, volvemos a apagarnos. Este es el ciclo de la vida visto desde
el punto de vista de nuestro conocimiento y entendimiento del mundo.
Nietzsche veía la transformación del alma como el viaje hacia el
superhombre (el hombre libre idealizado) dividida en tres etapas:
camello, león y niño.
Si bien nacemos
como niños, evolucionamos a un estado mental de esclavitud a lo
largo de los primeros años de vida. Apenas somos conscientes de ello
pero cuando nos damos cuenta ya es un poco muy tarde, estamos
atrapados por la hipoteca, el matrimonio y una larga lista de
obligaciones. Nos volvemos camellos, llevamos la carga encima sin
apenas protestar, y si osamos hacerlo nos cae un palo. El castigo nos
obliga a seguir llevando la pesada carga sin importar nuestras
quejas.
Sin embargo, el
inconformismo nos corroe por dentro y sufrimos en silencio todo el
tiempo. El camello es la antítesis del superhombre, es la definición
del esclavo que no puede dejar su carga porque el amo lo tiene
sometido. Cuando el esclavo se da cuenta de su condición, sin
embargo, surge la esperanza de que tome una decisión relevante para
su existencia: sigue siendo camello o se levanta como león.
El león pelea y
es fiero. El león combate aquello que quiere someter al hombre con
garras y no siente miedo. El león vive el momento, muere con la
melena al viento o devora airoso la presa que acaba de someter. El
león es el amo de sí mismo, es la definición de hombre con coraje
que combate su antes lamentable existencia para desligarse de las
cadenas de la esclavitud. Ahora bien, puede cazar o ser cazado en su
osadía.
Si tiene éxito,
llega el niño. Una vez más, el hombre vuelve a ser un niño
recuperando la condición de la que fue desprovisto por la vida
misma. El niño se hizo hombre, el hombre se sometió como camello,
el león liberó al hombre y éste volvió a ser niño completando el
círculo de la vida. La transformación que sufre el alma de una
persona es directamente responsable de decidir quién será, amo o
esclavo.
El superhombre no
es una meta, es un camino al que el hombre está condenado si tiene
valor. En cambio, si carece de ello ni siquiera se preocupa, ya que
no es consciente de su estado, el camello es feliz llevando su carga.
El león puede perecer en su combate. El niño es libre de ser sí
mismo en todo momento.
¿Quién eres tú?
César P.
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