A quién no le importa pasarse una
media hora larga de más en un autobús porque hay un atasco que
limita la velocidad de circulación a la del caracol, ¿verdad? Odio
con ganas calcular mis desplazamientos en transporte público y
olvidarme de tener en cuenta factores como el viernes o la hora
punta. Me pasa con demasiada frecuencia, así que va siendo hora de
hacérmelo ver un poco, más me vale ir pensando en alternativas, ya
que considero mi tiempo demasiado valioso como para seguir dejándome
media hora por culpa de un atasco que puedo evitar fácilmente.
El factor viernes es ese que dice que
todas las personas se van o entran a Madrid en viernes. Al parecer,
es un buen día para abarrotar las carreteras, las entradas y salidas
de la ciudad, de forma tal que los pobres usuarios de transporte
público nos vemos forzados a sufrir las consecuencias. Se forman
cuellos de botella interminables en las principales carreteras que
llevan a la capital, si coges un bus en viernes a ciertas horas, más
vale que lleves un buen libro para hacer llevadero el viaje.
El otro factor que impide llegar a
tiempo es la hora punta, a saber, esas horas del día en las que hay
mayor desplazamiento de personas, por el motivo que sea. Ya se trate
de la hora de ir a currar o de cuando se sale del trabajo, la hora
punta cambia mucho las cosas. Los atascos están asegurados a esa
hora y en el metro se viaja como sardinas enlatadas, resulta muy
grato para practicar un ejercicio de meditación forzado.
Finalmente, si tenemos la desdicha de
que nuestro viaje esté en la intersección de ambos sucesos, estamos
apañados. La hora a la que llegaremos a nuestro es una incógnita,
lo único seguro es que no será a tiempo. Por lo tanto, cualquier
opción es mejor que coger el transporte público cuando se dan estas
condiciones. Estoy barajando la posibilidad de optar por un
transporte más sano pero, también, más temerario: coger la bici en
Madrid.
Como dice el dicho, a grandes males,
grandes soluciones. Ir en bicicleta en esta ciudad no resulta un
paseo muy divertido, la mayor parte de las veces, ya que las
carreteras no están diseñadas para circular en bicicleta. No hay
carriles bici, por lo tanto quedan dos opciones: acera o carretera.
Si vas por la acera, molestas a los peatones y si vas por la
carretera, los conductores se cabrean y te pitan. Coger la bici en
Madrid es como salir de excursión a la jungla, mejor ir preparado
para lo que pueda pasar.
César P.
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