Hace un frío
insólito en la capital. Hoy, incluso ha nevado con ira durante
algunos minutos. El viento helado corta la piel y se introduce por
todos lo recovecos de la ropa para darnos punzadas gélidas que nos
obligan a doblegarnos. No se puede estar en la calle más de lo
necesario, hoy todas las personas van a paso ligero a sus destinos.
Las conversaciones esporádicas entre los viandantes se limitan a un
escueto saludo y, ¡cómo no!, alguna alusión (maldición) casual al
frío, ese enemigo invisible que todos sufrimos cada segundo que
pasamos a la intemperie.
Madrid se ha
vestido de blanco tímidamente después de la ligera nevada. No ha
llegado a cuajar la nieve pero aún podría pasar en las próximas
horas, todavía podemos despertar con una tardía aunque hermosa
estampa navideña, tan solo un mes y pico después de la visita de
San Nicolás. En días como estos, el invierno se nota demasiado. En
respuesta, el genio se agudiza como la escarcha afilada, ya que una
elección inadecuada del vestuario nos condena a un inexorable
sufrimiento. Apuramos todo lo que podemos la ropa para maximizar la
retencón de calor. Máxime si tenemos que ir de un lugar a otro por
fuerza mayor, hoy se llega a tiempo con tal de no pasar frío.
Resulta frustrante
comprobar en carne propia algunas de las predicciones fallidas para
el tiempo actual, como aquella que osaba vaticinar un día soleado
para esta jornada. Hoy, apenas se han visto rayos de sol, ya que la
nieve ha opacado el cielo. Por lo demás, el gélido viento nos está
dando una paliza cada vez que caminamos por la calle, de buen rollo.
Cualquiera lo medita dos veces, al menos, puede que incluso tres,
antes de salir por la puerta, ya que salir si no hace falta hoy se
paga. Y si hace falta, también. El caso es que salir por salir, más
que nunca, es tontería.
Por momentos, he
temido que algunas de las partes de mi cuerpo por las que circulan
fluidos sufriese de congelación. Paranoias aparte, las cosas son un
poco distintas cuando se está bajo cero. En Madrid, lo usual no es
estar con el mercurio tan bajo y menos tantos días seguidos pero
este año es lo que ha tocado. ¿Calentamiento global, decís? Bueno,
una de las consecuencias de que ciertas zonas del mundo se
sobrecalienten es, precisamente, que otras se subenfrían. Más calor
para algunos y más frío para otros. Así de irónica es la dinámica
de fluidos que rige el comportamiento de la atmósfera. No culpéis
al hombre del tiempo, la culpa es de todos o - puede que - de nadie.
El que no haya contaminado el aire en su vida, que tire la primera
bola de nieve.
César P.
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