4 de febrero de 2015

Cuando el grajo vuela bajo...


Hace un frío insólito en la capital. Hoy, incluso ha nevado con ira durante algunos minutos. El viento helado corta la piel y se introduce por todos lo recovecos de la ropa para darnos punzadas gélidas que nos obligan a doblegarnos. No se puede estar en la calle más de lo necesario, hoy todas las personas van a paso ligero a sus destinos. Las conversaciones esporádicas entre los viandantes se limitan a un escueto saludo y, ¡cómo no!, alguna alusión (maldición) casual al frío, ese enemigo invisible que todos sufrimos cada segundo que pasamos a la intemperie.

Madrid se ha vestido de blanco tímidamente después de la ligera nevada. No ha llegado a cuajar la nieve pero aún podría pasar en las próximas horas, todavía podemos despertar con una tardía aunque hermosa estampa navideña, tan solo un mes y pico después de la visita de San Nicolás. En días como estos, el invierno se nota demasiado. En respuesta, el genio se agudiza como la escarcha afilada, ya que una elección inadecuada del vestuario nos condena a un inexorable sufrimiento. Apuramos todo lo que podemos la ropa para maximizar la retencón de calor. Máxime si tenemos que ir de un lugar a otro por fuerza mayor, hoy se llega a tiempo con tal de no pasar frío.

Resulta frustrante comprobar en carne propia algunas de las predicciones fallidas para el tiempo actual, como aquella que osaba vaticinar un día soleado para esta jornada. Hoy, apenas se han visto rayos de sol, ya que la nieve ha opacado el cielo. Por lo demás, el gélido viento nos está dando una paliza cada vez que caminamos por la calle, de buen rollo. Cualquiera lo medita dos veces, al menos, puede que incluso tres, antes de salir por la puerta, ya que salir si no hace falta hoy se paga. Y si hace falta, también. El caso es que salir por salir, más que nunca, es tontería.

Por momentos, he temido que algunas de las partes de mi cuerpo por las que circulan fluidos sufriese de congelación. Paranoias aparte, las cosas son un poco distintas cuando se está bajo cero. En Madrid, lo usual no es estar con el mercurio tan bajo y menos tantos días seguidos pero este año es lo que ha tocado. ¿Calentamiento global, decís? Bueno, una de las consecuencias de que ciertas zonas del mundo se sobrecalienten es, precisamente, que otras se subenfrían. Más calor para algunos y más frío para otros. Así de irónica es la dinámica de fluidos que rige el comportamiento de la atmósfera. No culpéis al hombre del tiempo, la culpa es de todos o - puede que - de nadie. El que no haya contaminado el aire en su vida, que tire la primera bola de nieve.

César P.

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