Ha pasado bajada
de reyes y toca hacer recuento de los regalos con los que nos han
alegrado los magos de Oriente este año. Hay quien da a conocer a
todos los vientos lo que los tres reyes magos les ha traído, y,
también, los hay más discretos. A algunos, si han sido buenos, les
habrá tocado lo que querían y a otros, más zascandiles, puede que
les haya llegado – tan solo – un trozo de carbón. Los más
afortunados tal vez hayan recibido carbón dulce como consuelo.
Siempre me ha
hecho gracia la importancia que la gente le da a los reyes. A veces,
es evidente cuales han sido los regalos, vas a una casa y ves una
televisión nueva mucho más ostentosa, sobran las preguntas. En
otros casos, la cosa es más sutil, puede que sea algo pequeño, un
adorno, un colgante, algo que no es fácil de identificar a simple
vista. Pero las noticias corren como la pólvora, no pasa mucho hasta
que uno se entera de lo que han han traído los reyes a los demás
este año.
Hay quienes son
más insistentes, deben asegurarse de que te sabes al dedillo lo que
les han regalado este año y, con este objetivo, no hablan de otra
cosa ni dejan de repetirlo hasta la extenuación física y psíquica.
Conversaciones del estilo: “me han comprado esto, y esto, y lo
otro, y ...” se han repetido por todas partes ayer en la Península.
Ya cansa un poco. Lo bueno del asunto es que estos monólogos se
apagan pronto, solo duran el día de reyes y – para más tortura –
el día siguiente, que es cuando el éxtasis por los regalos de reyes
alcanza su máximo.
Es curioso este
fenómeno, ya que no me ha hecho falta preguntar lo que han traído
los reyes a nadie. Antes de pensar, siquiera, en la pregunta, me han
aclarado el asunto con lujo de detalles. Esto se aplica de la misma
forma a prácticamente todas las personas con las que he hablado en
los pasados dos días. Algo más que me sorprende sobre los reyes
magos es la gran acogida que tiene la celebración en España, en
contraste de otros países.
En América
Latina, la fiesta más celebrada – y cuando se dan los regalos –
es Navidad, o sea, Nochebuena. En Europa del este se celebra San
Nicolás, a principios de diciembre. Pero España, que está en medio
geográficamente, celebra con mucho fervor los reyes magos como la
fiesta de los regalos. ¿Por qué? Supongo que así se ha
desarrollado la tradición, no sé si habrá algún motivo histórico
para estas diferencias pero resulta interesante pensar en ello. De
todas formas, la historia siempre se me ha dado mal, ejem.
Mientras aún nos
dura la resaca de los reyes, ya toca volver a la rutina desde hoy.
Los que tenemos algo más de suerte aún no retomamos toda la rutina
pero sí parcialmente. Los que no son tan afortunados ya han empezado
a currar y/o estudiar hoy mismo. Y los que lo son aún menos, no han
tenido vacaciones. Creo que tengo poco de lo que quejarme. Eso sí,
espero que los reyes no traigan más carbón a lo largo de
este año.
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario