Hace unos meses que empecé a transitar
de forma regular por la zona de la calle Alcalá que pasa por la
monumental de las Ventas por motivos de trabajo. Entre la jungla de
escaparates, carteles y anuncios que se abren paso por la acera, a
veces impidiendo la circulación, hubo uno que me llamó la atención
desde un comienzo. El osado cartel aseguraba que en su
establecimiento vendían la cerveza más barata de España y, como
pude apreciar, el precio era muy económico para una caña o un café
teniendo en cuenta los baremos que se usan en Madrid.
Antes de aquella experiencia solo había
visto algo similar, una caña por 40 céntimos, en un solo sitio: el
Museo del Jamón. No pude evitar pensar que sería alguna promoción
u oferta especial que caducaría a los días o esa típica oferta que
“no vale” justo cuando te atreves a preguntar. Acostumbrado a
pagar 1,50 € de media por los cafés o las cañas creo que no es de
sorprender mi suspicacia. Pasaron los meses y el cartel seguía
afirmando tener un café y una caña a medio eurillo. Al final, la
curiosidad me llevó dentro del Mercado Provenzal.
Para mi completa satisfacción, no se
trataba de ninguna oferta especial, sino de los precios habituales de
este establecimiento. Eso sí, la caña pequeña es la que vale 40
céntimos y no viene acompañada con aperitivo si no lo pedimos, unas
aceitunillas o algunas patatas fritas. Hay otros dos tamaños para
las cervezas de grifo, el mediano y la grande. El café, por su lado,
vale 50 céntimos y no tiene mucho que envidiar al que nos ponen en
cualquier otro lugar. La oferta de tapas y aperitivos es lo
suficientemente amplia como para satisfacer a la mayoría de las
personas, eso sí, siempre con un toque andaluz.
Lo mejor de este lugar es el ambiente
que se crea los fines de semana y en festivo. De pronto, como si la
gente estuviese de acuerdo, el establecimiento se llena de gente y la
música estilo pop retumba
por todo el local. Hace poco, fui con mi novia para tomar algo y
hablar un poco. He de decir que ambos pasamos un rato bastante
animado y, a pesar de estar rodeados de gente en medio de un
bullicio, conseguimos ese momento de intimidad que buscábamos. Eso
sí, hay que hacerse con una de las mesas de la planta inferior para
disfrutar más de la experiencia antes de que se llene todo.
Me
agrada ver como, poco a poco, el low cost llega al sector de la
hostelería y se extiende. Creo que es un gran acierto por parte de
los empresarios que han apostado por este estilo de negocio. Atrae a
gran número de personas, sobre todo jóvenes, pero no
exclusivamente. Después de todo, quién no quiere tomar algo por un
buen precio, ¿verdad? Y en MP se pueden hacer cundir esos eurillos
más que en otros sitios. Si, además, nos gusta el toque andaluz del
sitio, mejor que mejor.
César P.
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