23 de enero de 2015

Cómo ser más feliz en 2015


Nuestra sociedad adolece de ciertos males que pueden llegar a afectarnos en todos los ámbitos de nuestra vida. A pesar de ello, en cada uno de nosotros reside la posibilidad – y, también, la responsabilidad – de ser felices. La infelicidad en la que viven tantas personas no es otra cosa que una consecuencia de la toma inadecuada de muchas decisiones, tantas que acaba uno arrastrado a una vorágine de desdicha cuya salida se presenta inalcanzable. Pero siempre se puede hacer algo al respecto, siempre hay una oportunidad para ser un poco más felices cada día. Acabamos de comenzar un año en el que podemos transformar nuestros hábitos para llegar a disfrutar de la vida.

Todos tenemos responsabilidades de las que hacernos cargo, no solo unos pocos desdichados tienen de eso. Sin embargo, esto no es motivo para ser infelices, ya que todo está en la mente: un cambio de chip es lo que hace falta para empezar a sufrir menos por todo lo que pasa en nuestra vida. Cuando algo sucede a nuestro alrededor, lo que acabamos sintiendo no es una consecuencia directa sino que hay un pensamiento antes de llegar a sentir una emoción. Lo que sucede es que los pensamientos pueden llegar a ser tan rápidos que apenas nos damos cuenta de ello.

Por este motivo, frases como “me estás cabreando” o “me haces daño con eso que dices” no son del todo ciertas. El emisor de dicho mensaje convierte esas afirmaciones falsas en ciertas por medio de la repetición, literalmente se lo repite tantas veces que acaba creyéndolo y, por ende, siendo cierto para esa persona. Sonará a tópico, pero una clave para ser feliz es abandonar – huir – de esos pensamientos negativos que no nos proporcionan nada bueno, antes, más bien, nos hunden en la miseria.

Pensemos también en lo que podemos hacer por nosotros mismos. No hay que abandonarse a uno mismo por un bien superior o una causa que parezca justa, nuestros deseos cuentan, acallarlos solo nos llevará tarde o temprano a la frustración. Escuchar esa vocecita interna que nos pide algo es buena idea, cuando la ocasión lo permita. Darse un pequeño capricho puede resultar en ese momento de catarsis y disfrute personal que tanto ansiamos, que merecemos después de una jornada eterna o de un periodo de alta carga de trabajo.

La mejor forma de rendir en el ámbito laboral es ir bien descansado y quien diga lo contrario, miente. Privarnos de forma continua de horas de sueño puede acabar siendo más contraproducente de lo que pueda parecer a primera vista, ya que a la larga las baterías no se van a recargar como deben. Hay que respetar los horarios de descanso a menos que sea imperativo terminar algo urgente. Además, estar en equilibrio físico y mental incentiva la creatividad que tanta falta puede hacer para apañárselas.

Tomarse un pequeño momento de meditación suele ser una buena idea para hacer que la maquinaria funcione mejor allí arriba. El cerebro necesita alimento y descanso para darlo todo cuando es preciso, no lo olvidemos nunca. Aprender algo nuevo debe ser parte de nuestros hábitos porque así mantenemos activo al cerebro. Leer es uno de los mejores alimentos para la mente y para el espíritu. Escribir también resulta muy liberador, ayuda a aclarar ideas y, muchas veces, a soltar lastre a modo de terapia personal.

Tampoco debe olvidarse el bienestar físico, ya que estar saludable es mantener un equilibrio entre cuerpo y mente. Está comprobado que llevar a cabo una actividad física de forma rutinaria contribuye al estado bienestar de una persona. Hay que poner límite a la vida sedentaria que llevamos en Occidente de forma tan extendida y para ello lo mejor que podemos hacer es acercarnos a la naturaleza. Organizarse bien es la clave para poder compaginar nuestras responsabilidades externas con las internas: porque sí, tenemos la responsabilidad de mantenernos felices en 2015. Nadie más puede hacerlo por ti.

César P.

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