Ha llegado el
último día de este año y es momento de hacer balance sobre los
objetivos logrados, pendiente y, además, aquellos que nos planteamos
para 2015. Hoy es cuando pensamos en los propósitos de fin de año,
algunos más realistas que otros pero, al fin y al cabo, siempre con
la mejor de las intenciones. Todos debemos apuntar un poco más allá
para seguir avanzando y creciendo en todos los ámbitos.
Para muchas
personas, Nochevieja es un buen momento para salir de fiesta a
desmelenarse un poco después de las campanadas pero yo creo que es
uno de los peores días del año para salir por allí. Hay muchas
personas que tienen la misma idea y, por lo tanto, las calles del
centro se llenan de zombies que no saben lo que hacen ni por donde
van. Es un espectáculo un poco lamentable, viéndolo desde fuera,
que da lugar a la posibilidad – literalmente – de encontrarse con
lo que sea en la vía pública. No entremos en detalles.
Nochevieja es uno
de los reclamos de los empresarios de la noche, quienes aprovechan
para clavarte la módica suma de 50€, como mínimo, por la espalda
para que “disfrutes” de una noche en medio de tanta gente que no
puedas mover un brazo, pases calor asfixiante en una sala
congestionada y bebas garrafón, ¡eso sí!, de barra libre. Suena a
pedazo de plan, ¿eh? Para gustos los colores.
No es lo mismo
contarlo que vivirlo, así que hablo desde la experiencia. He tenido
la suerte de pasar las últimas noches de fin de año de diversa
manera, así que puedo hacer unas cuantas comparaciones. He llegado a
pensar que nunca se sabe cómo será la próxima Nochevieja, ya que
siempre surge algo y acaba saliendo un plan imposible de prever. Es
casi como preguntarse dónde nos vemos dentro de un año. Esperad...
¡es precisamente eso!
He ahí la “magia”
de la Nochevieja: ¿dónde nos llevará la vida en un año? Quienes
puedan responder a esta pregunta con toda certeza, creo que un poco
de variedad no les vendría nada mal. Para todos los demás,
enhorabuena, en la vida hay que dejar llevarse un poco, es como
surfear una ola: a veces vas con la corriente y, otras veces, acabas
estampado por ahí. Bueno, cualquiera que sea el caso, hay que
empezar el nuevo año con buena actitud, siendo optimistas y con
ganas de seguir creciendo.
En algunos lugares
hay quien se pone algo nuevo, en otros hay quien quema algo viejo.
También están los “frikis” del Año Nuevo que aprovechan para
dar rienda suelta a las supersticiones más extrañas. Qué más da,
el caso es pasarlo bien y, sobre todo, creer que podemos ser más de
lo que ya hemos sido este año. Cuando uno deja de crecer como
persona es cuando muere internamente. Por ello, los propósitos de
año nuevo deben ser realistas y alcanzables. Pensemos bien en eso
que queremos y vayamos a por ello.
Sugiero un primer
propósito para empezar bien el año: no atragantarse con las
uvas.
¡Feliz Año 2015!
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario