El mensaje del anuncio de
Lotería de Navidad de 2014 dice que lo importante es
compartir el premio. En el anuncio se puede ver cómo un ciudadano
cualquiera consigue ganar el premio de la lotería gracias al
generoso Antonio, en cuyo bar se ha vendido el Gordo. A pesar de no
haber pagado el décimo antes del sorteo, el protagonista consigue
hacerse con la participación a posteriori debido
al propietario del bar, quien se lo había guardado amablemente. Eso
sí, le cobra 21 € por el café, aludiendo 20 € del décimo de
lotería.
Muchos
de nosotros hemos pensado en más de una ocasión que tanta
generosidad es improbable en la vida real pero es, simplemente, no es
el quid de la cuestión. Es posible que algo así sea cuasi-imposible
en el mundo en el que vivimos, tan lleno de avaricia y egoísmo. Es
posible que escaseen aquellos que ayuden al prójimo a pesar de que
haya tanto dinero en juego. Sin embargo, siempre hay una pequeña
posibilidad, igual de probable que la que tenemos de ganar la lotería
al participar. Lo importante es eso mismo: tener ganas de participar
es lo que cuenta.
Al
comprar un décimo estamos dando cabida a la posibilidad de ganar un
premio pero también damos cabida a algo más: la ilusión. Sí, es
posible que nunca ganemos el ansiado Gordo pero una cosa queda muy
clara y es que si no se participa las opciones son nulas. Según mi
opinión, el asunto va un poco más allá, el simple hecho de
participar e ilusionarse, de dejar que nos emocione la probabilidad
de ganar algo, aunque tan solo sea recuperar el dinero invertido en
forma de reintegro, ya es más que suficiente, vale la pena.
Hay
que mantener la ilusión para ser feliz. Si dejamos de soñar
corremos el riesgo de estancarnos en la vida y eso, simplemente, no
es aceptable. Los sueños nos ayudan a seguir tirando, a levantarnos
en las frías mañanas de invierno y salir a ganarnos el sustento, a
aguantar largas horas en el trabajo, a sonreír y, en definitiva, a
sentirnos plenos. Una persona sin ilusión no tiene ninguna
posibilidad de ser feliz pero alguien que se deja ilusionar de tiempo
en tiempo, en cambio, sí.
No
se trata de dejar de tener los pies sobre la Tierra en ningún
momento, pero sí de dar cabida a la esperanza, y más en los tiempos
que corren. Hay opciones más económicas que la lotería de Navidad,
como los rascas que se
anuncian en la televisión. Así que no hay excusa para soñar un
poco en estas fechas. Lo importante es participar.
César P.
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