No deja de hacerme
gracia la forma en la que funciona el sistema judicial en este y
otros países. Al parecer, hay situaciones en las que un error
administrativo puede dejar en libertad a un presunto terrorista que
lleva décadas huido. La justicia es, en teoría, igual para todas
las personas. Hay derechos que se reconocen a todos los ciudadanos,
tanto a los que apenas cometen un crimen como a los terrorista más
buscados. Entiendo y apoyo que así sea pero no puedo aceptar que la
justicia no sea, cuanto menos, un poco más estricta cuando de
etarras se trate.
En el
caso del etarra Juan Carlos Arriaran Ibarra, se sospecha que algunos
errores en la orden
dictaminada por las autoridades francesas son el motivo por el cual
la Audiencia Nacional de España ha decidido dejar en libertad a este
sujeto, bajo la condición de acudir cada semana a un juzgado. Sí,
un pequeño error administrativo puede dejar a un terrorista en
libertad a pesar de los múltiples crímenes que pueda haber
cometido. Tal vez un formulario mal rellenado o un procedimiento que
alguien se haya saltado, todo en aras de los derechos del ciudadano.
También
se sospecha que algunos de los cargos que se le imputan a este
terrorista puedan haber prescrito, a pesar de haber pertenecido a un
comando en la década de los 80. Precisamente, la alegación
presentada se basa en presuntos errores en la causa abierta en su
contra y en la posible prescripción de los cargos. Los terroristas
tiran de todos los recursos posibles para escabullirse de las
autoridades e incluso cuando hay serios indicios y/o pruebas
incriminatorias en su contra pueden sortear los obstáculos de una
forma u otra.
Creo
que las leyes deberían aplicarse con más severidad a personas
acusadas de cargos tan graves como el terrorismo. Hoy en día, parece
que se ha puesto de moda lo de achantar a
la gente e irse de rositas
en este país, ya que los terroristas siempre pueden servirse de
algún recurso para evitar la pena de cárcel que les debería
corresponder. En España, las leyes parecen hechas para no ser
aplicadas salvo para quienes no conocen los trucos necesarios.
Sin
embargo, los etarras conocen las leyes, tienen dinero - que obtienen
de extorsiones y por medio de otros mecanismos – y, por lo tanto,
acaban librándose de la mayoría de las molestias que conlleva
atemorizar a la gente. Me parece triste que las cosas funcionen así,
no suena muy justo que quienes tienen los cargos más serios no
paguen por ellos. La justicia, por definición, debe ser igual para
todos pero en la práctica vemos otra cosa: que quienes saben cómo
funciona el sistema lo usan a su favor. ¿Tener dinero es suficiente
para salirse con la suya?
César P.
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