Este año el
anuncio de la lotería de navidad se ha lucido y no ha dejado a nadie
indiferente. Ha conseguido cautivar a los televidentes, en contraste
a la sosedad que ostento el año pasado. Tanto así que no consigo
recordar el anuncio de 2013, pero sí recuerdo que no me dijo nada en
absoluto. Este año, en cambio, el anuncio nos abre una ventana a la
esperanza con solo unos segundos de metraje. Difícilmente se podría
resumir más un mensaje tan simple como el que en estas fechas nos
quieren comunicar desde loterías y apuestas del Estado: hay que
soñar.
He visto
reacciones de todo tipo ante el anuncio de este año. Las primeras
opiniones que me llegaron fueron positivas, me incitaron a ver el
anuncio aludiendo a su conmovedor contenido aunque ya lo había visto
parcialmente en el telediario. Lo he visto varias veces desde
entonces en televisión y he podido fijarme en los detalles del
mismo. Creo que es un anuncio simple, que no ostenta mucho en cuanto
a la puesta en escena; es todo mensaje.
También han
llegado a mí otro tipo de opiniones, sobre todo de incredulidad y
sorpresa. “Eso no pasa en la vida real” o “si fuese verdad, él
no lo haría”, me han comentado. Incredulidad, escepticismo, sí,
pero no indiferencia. No sé lo que buscaban exactamente los
creadores de este anuncio pero supongo que llegar al televidente era
uno de sus objetivos. En dicho caso, enhorabuena, ya que la gente ha
hablado del anuncio ya sea para halagarlo como para desmentir que el
sueño pueda cumplirse.
Hay personas que
han dejado de soñar en voz alta pero dudo mucho que hayan dejado de
soñar del todo. Tal vez sientan temor a parecer inocentes ilusos al
decir en voz alta algo como “¡ojalá me tocase a mí!” pero la
moraleja de la historia es que si juegas, puede tocarte. Es muy
improbable, sí, pero no imposible. Sin embargo, si por dejar de
creer dejas de soñar, y lo que es peor, dejas de hacer entonces tu
vida se estanca. De una forma u otra, creo que cada persona necesita
tener fe en algo y mantener algún que otro sueño dentro.
No se trata de que
se cumpla o no. La mayoría de los sueños que albergamos no llegan a
cumplirse. Y en caso de hacerse realidad, la vida real nunca es como
lo imaginábamos, ¿no? Luego, no se trata de que se haga realidad o
no, se trata de soñar. Soñar porque los sueños son el alimento del
alma y sin alimento el alma se marchita como una flor a la que no le
llega el agua. Creo que este anuncio sirve para algo más que para
invitarnos a comprar lotería, que es lo de menos, ya que nos
recuerda algo mucho más importante, algo necesario para que nuestras
vidas tengan sentido sumidos en el ajetreo y la monotonía: hay que
soñar.
César P.
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