29 de noviembre de 2014

La tarjeta sin contacto de Metro


Después de meses queriendo tener la novedosa tarjeta sin contacto de Metro de Madrid, desde el presente mes he podido empezar a usarla. He tardado tanto en tener una de estas tarjetas por dos motivos. El primero de ellos no es otro que mi característica costumbre de dejar todo para último momento. El segundo es un motivo ajeno a mí, sucede que por ostentar un abono de zona B de adulto no me permitían tramitar la tarjeta nueva hasta hace un par de meses o así, si mal no recuerdo. El caso es que ya he podido disfrutar de la experiencia sin contacto de Metro y me ha dejado una buena impresión.

Se acabaron los atascos en los torniquetes. Sí, ya no tendrás que esperar a que venga un operario de Metro a sacar tu abono, Metrobus o ticket sencillo de la maquinita si ésta decide que no le da la gana devolvértelo. Al no tratarse de un ticket magnético este inconveniente desaparece de la escena. Esta es una buena noticia para todos los usuarios, sin lugar a dudas, ya que la experiencia indica que, según la ley de Murphy, cuanto más prisa lleves, más probable será que un torniquete devore tu pase magnético. Así es la vida.

Tampoco hace falta sacar la tarjeta sin contacto. Solo tienes que acercarla hasta el lector, ya sea desde dentro de tu bolsillo, acercando la cartera, etc. El único requisito es que la tarjeta pase lo suficientemente cerca del lector como para que éste pueda validarla. Esto da lugar a todo tipo de posibilidades, ya que hay quien prefiere llevar la tarjeta en la chaqueta y hacer un sutil movimiento, quienes la llevan en la funda del móvil, etc. ¡Usa tu imaginación para cargar con tu tarjeta sin contacto como mejor te parezca!

Pero no todo son ventajas, ¿verdad? Un primer inconveniente de la tarjeta sin contacto es que no dura todo el mes como solía hacer el ticket magnético, es decir, el abono de toda la vida. La tarjeta sin contacto se recarga para la zona de interés del usuario y el periodo de validez empieza a contarse desde el primer día que se utiliza. Esto es una ventaja, indudablemente, ya que podemos recargar la tarjeta a primeros de mes o antes y empezar a usarla pasados unos días. Nos durará hasta los primeros días del mes siguiente, en tal caso. Pero no dura hasta el día de recarga a la misma hora del mes siguiente.

Según lo que he visto, la duración de de 29 días hasta cierre de servicio. En algunos casos, según cuándo se haya usado por primera vez y de qué mes se trate, la duración es de aproximadamente 29 días. ¡Pero he visto casos en los que parece que dura 28 días! Esto puede parecer alarmante, y hay quien se indigna mucho al respecto, pero debemos entender que hay una compensación en la duración debido a la duración de cada mes, ya que no todos los meses son de 30 días, ¿no? Además, incluso si son más tirando a 29 días que a 30 días efectivos, ¿no queda compensado por el hecho de poder empezar a usar la tarjeta cuando te salga de las mismísimas entrañas?

Yo creo que la única desventaja de la tarjeta sin contacto es insignificante en comparación a la comodidad y la flexibilidad que su uso supone. Poder elegir elegir el día del mes para empezar a usar el abono, no tener atascos en torniquetes y ser capaz de llevar la tarjeta bajo la manga si nos apetece queda compensado por el hecho de que la duración del abono no parezca ser de 30 días. Son tres contra uno, creo que queda claro el asunto. Me parece un gran acierto por parte de Metro de Madrid y ya iba siendo hora.

A ver si nos sorprenden con la posibilidad de elegir abonos a medida según las necesidades de cada usuario. Creo que sería muy acertado por parte de Metro plantear algo así de cara a ahorrar dinero en transporte en tiempos de crisis, ya que aunque diga otra cosa el presidente sigue habiendo de eso y mucho. Para ver brotes verdes hay que irse al campo...

César P.

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