Después de meses
queriendo tener la novedosa tarjeta sin contacto de Metro de Madrid,
desde el presente mes he podido empezar a usarla. He tardado tanto
en tener una de estas tarjetas
por dos motivos. El primero de ellos no es otro que mi característica
costumbre de dejar todo para último momento. El segundo es un motivo
ajeno a mí, sucede que por ostentar un abono de zona B de adulto no
me permitían tramitar la tarjeta nueva hasta hace un par de meses o
así, si mal no recuerdo. El caso es que ya he podido disfrutar de la
experiencia sin contacto
de Metro y me ha dejado una buena impresión.
Se
acabaron los atascos en los torniquetes. Sí, ya no tendrás que
esperar a que venga un operario de Metro a sacar tu abono, Metrobus o
ticket sencillo de la maquinita
si ésta decide que no le da la gana devolvértelo. Al no tratarse de
un ticket magnético este inconveniente desaparece de la escena. Esta
es una buena noticia para todos los usuarios, sin lugar a dudas, ya
que la experiencia indica que, según la ley de Murphy, cuanto más
prisa lleves, más probable será que un torniquete devore tu pase
magnético. Así es la vida.
Tampoco
hace falta sacar la tarjeta sin contacto. Solo tienes que acercarla
hasta el lector, ya sea desde dentro de tu bolsillo, acercando la
cartera, etc. El único requisito es que la tarjeta pase lo
suficientemente cerca del lector como para que éste pueda validarla.
Esto da lugar a todo tipo de posibilidades, ya que hay quien prefiere
llevar la tarjeta en la chaqueta y hacer un sutil movimiento, quienes
la llevan en la funda del móvil, etc. ¡Usa tu imaginación para
cargar con tu tarjeta sin contacto como mejor te parezca!
Pero
no todo son ventajas, ¿verdad? Un primer inconveniente de la tarjeta
sin contacto es que no dura todo el mes
como solía hacer el ticket magnético, es decir, el abono de toda la
vida. La tarjeta sin contacto se recarga para la zona de interés del
usuario y el periodo de validez empieza a contarse desde el primer
día que se utiliza. Esto es una ventaja, indudablemente, ya que
podemos recargar la tarjeta a primeros de mes o antes y empezar a
usarla pasados unos días. Nos durará hasta los primeros días del
mes siguiente, en tal caso. Pero no dura hasta el día de recarga a
la misma hora del mes siguiente.
Según
lo que he visto, la duración de de 29 días hasta cierre de
servicio. En algunos casos, según cuándo se haya usado por primera
vez y de qué mes se trate, la duración es de aproximadamente 29
días. ¡Pero he visto casos en los que parece que dura 28 días!
Esto puede parecer alarmante, y hay quien se indigna mucho al
respecto, pero debemos entender que hay una compensación en la
duración debido a la duración de cada mes, ya que no todos los
meses son de 30 días, ¿no? Además, incluso si son más tirando a
29 días que a 30 días efectivos, ¿no queda compensado por el hecho
de poder empezar a usar la tarjeta cuando te salga de las mismísimas
entrañas?
Yo
creo que la única desventaja
de la tarjeta sin contacto es insignificante en comparación a la
comodidad y la flexibilidad que su uso supone. Poder elegir elegir el
día del mes para empezar a usar el abono, no tener atascos en
torniquetes y ser capaz de llevar la tarjeta bajo la manga
si nos apetece queda compensado
por el hecho de que la duración del abono no parezca ser
de 30 días. Son tres contra uno, creo que queda claro el asunto. Me
parece un gran acierto por parte de Metro de Madrid y ya iba siendo
hora.
A
ver si nos sorprenden con la posibilidad de elegir abonos a
medida según las necesidades de
cada usuario. Creo que sería muy acertado por parte de Metro
plantear algo así de cara a ahorrar dinero en transporte en tiempos
de crisis, ya que aunque diga otra cosa el presidente sigue habiendo
de eso y mucho. Para ver brotes verdes
hay que irse al campo...
César P.
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