Me he encontrado más de una vez con alumnos de colegios o
institutos privados cuyos conocimientos dejaban mucho que desear, incluso más
que los de alumnos de centros públicos. Sin embargo, los padres de estos
alumnos mantienen la firma convicción de que sus hijos tienen un nivel superior
y que incluso aprender cosas de
universidad estando en el instituto.
Me consta por algunas fuentes que estas mentiras son creadas,
alimentadas y difundidas por los centros privados en su propio interés. El
motivo de tales embustes es incrementar la confianza que los padres de familia
depositan en el centro educativo y que éstos desembolsen más gustosamente su
dinero. Además, a menudo estos centros educativos inflan las notas o bajan el
listón para que se tenga la apariencia de éxito escolar.
¿Cómo sé todo esto? Es la única conclusión lógica a la que
se puede llegar cuando: 1. Los padres de tales alumnos no cuestionan en
absoluto la calidad de la enseñanza del centro educativo al que pagan ingentes
cuotas. 2. Los alumnos muestran evidentes lagunas en su formación por no decir
una falta de conocimientos preocupantes y 3. Tanto padres como alumnos ponen en
duda la opinión y conocimientos de un profesor de academia o particular porque no se van a equivocar en el centro educativo
privado.
Esta situación repercute muy negativamente en los alumnos de
tales centros no solo porque su formación sea deficiente sino porque al
presentarse a la prueba de acceso universitario se encuentran con un muro que
no pueden sortear. Además, tener alumnos mal educados afecta al nivel de la
enseñanza universitaria, ya que arrastrarán lagunas en su educación hasta el
final de su carrera y n su vida profesional. Estos alumnos, dicho sea de paso,
suelen aspirar a entrar en universidades privadas en donde pasa aproximadamente
lo mismo que en los centros que ya he mencionado.
Es decir, la dinámica de pagar por aprobar o, mejor dicho,
ser aprobado por pagar es lo que se lleva en algunos de los centros privados de este país. Con las
modificaciones al plan educativo que entrarán en vigor próximamente es posible
que se erradique en cierta medida dicha práctica pero no creo que desaparezca del
todo. Tengo entendido que se implantarán exámenes de nivel oficiales antes de
presentarse a Selectividad y que cada universidad, además, tendrá su propio
examen de acceso.
Estas modificaciones harán que sea necesario alcanzar el
mismo nivel promedio en todos los centros educativos independientemente de su
financiación. Esto obligará a que los centros enseñen lo que deben enseñar y no hagan recortes
injustificados en los temarios ni se desvíen por el camino ateniéndose a la ya
muy utilizada libertad de cátedra. Los
resultados de la nueva ley de educación, la LOMCE, aún están por verse pero las
esperanzas son las mismas de siempre: deseamos una mejora en la educación, lo
necesitamos.
César P.
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