A menudo, me he planteado la cuestión de si una academia
cumple los objetivos que promete a sus
alumnos. Con cierta frecuencia, me he encontrado con alumnos que no han
conseguido buenos resultados después de ir a una academia, pues a veces se
convierte en un segundo centro de estudios que no resuelve las dudas que el
alumno tiene. La otra opción que tienen los alumnos es confiar en un profesor
particular.
Hay academias en las que se ofrecen clases de buen nivel que
a la larga ayudan al alumno a aprobar la asignatura que tiene atravesada. Por
otra parte, también existe lo contrario: academias en las que solo se dan
apuntes no muy bien elaborados ni revisados, ejercicios resueltos no del todo
explicados, etc. No todas las academias funcionan igual ni ofrecen, desde
luego, la misma calidad en la enseñanza.
La ventaja de las academias son básicamente dos: un precio bajo y contar con la imagen de un centro
de estudios. El primero resulta atractivo a simple vista con motivo de ahorrar
dinero en educación. El segundo aporta seguridad al cliente, quien a menudo
confía más en un centro de formación que en un particular que se dedica a dar
clases por su cuenta, un autónomo. Ambos factores resultan interesantes a los
ojos de los clientes que buscan aprobar sus asignaturas.
Recibir clases de un profesor particular también tiene sus
ventajas. La enseñanza es más personalizada y se centra en torno al
conocimiento del alumno en todo momento. Se puede avanzar más en el aprendizaje
de forma individualizada que en clases grupales. En general, los grupos
reducidos funcionan de forma tan efectiva como las clases individuales. Sin
embargo, no hay que olvidar las desventajas que tiene este método de estudio.
Al tratarse de clases individuales, un profesor particular
cobra más por sus servicios y por hora. Además, el alumno debe confiar en las
capacidades del profesor para organizar las clases y estructurar el progreso de
las mismas. Para ello, es usual que el alumno quiera algunas garantías de la
experiencia y conocimientos del profesor. Finalmente, hay un factor que
podríamos denominar química. En
clases individuales, el trato y la dinámica entre profesor y alumno se nota en
gran medida. A veces, cuando no hay química,
las clases no siguen adelante.
En algunos casos, es más recomendable un método de estudio
que otro pero al final es el propio alumno quien decide. Es habitual que
algunos confíen más en una academia para ayudarles con las asignaturas
problemáticas. Es más fácil depositar
confianza en un centro de estudio que en un particular que no se conoce. Sin
embargo, antes de los exámenes es cuando los profesores particulares tienen más
carga de trabajo apurando el estudio y repaso hasta el último momento. A muchos
les pilla el toro…
César P.
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