13 de julio de 2014

Ir o no ir a una academia

A menudo, me he planteado la cuestión de si una academia cumple los objetivos que promete a sus alumnos. Con cierta frecuencia, me he encontrado con alumnos que no han conseguido buenos resultados después de ir a una academia, pues a veces se convierte en un segundo centro de estudios que no resuelve las dudas que el alumno tiene. La otra opción que tienen los alumnos es confiar en un profesor particular.

Hay academias en las que se ofrecen clases de buen nivel que a la larga ayudan al alumno a aprobar la asignatura que tiene atravesada. Por otra parte, también existe lo contrario: academias en las que solo se dan apuntes no muy bien elaborados ni revisados, ejercicios resueltos no del todo explicados, etc. No todas las academias funcionan igual ni ofrecen, desde luego, la misma calidad en la enseñanza.

La ventaja de las academias son básicamente dos: un precio bajo y contar con la imagen de un centro de estudios. El primero resulta atractivo a simple vista con motivo de ahorrar dinero en educación. El segundo aporta seguridad al cliente, quien a menudo confía más en un centro de formación que en un particular que se dedica a dar clases por su cuenta, un autónomo. Ambos factores resultan interesantes a los ojos de los clientes que buscan aprobar sus asignaturas.

Recibir clases de un profesor particular también tiene sus ventajas. La enseñanza es más personalizada y se centra en torno al conocimiento del alumno en todo momento. Se puede avanzar más en el aprendizaje de forma individualizada que en clases grupales. En general, los grupos reducidos funcionan de forma tan efectiva como las clases individuales. Sin embargo, no hay que olvidar las desventajas que tiene este método de estudio.

Al tratarse de clases individuales, un profesor particular cobra más por sus servicios y por hora. Además, el alumno debe confiar en las capacidades del profesor para organizar las clases y estructurar el progreso de las mismas. Para ello, es usual que el alumno quiera algunas garantías de la experiencia y conocimientos del profesor. Finalmente, hay un factor que podríamos denominar química. En clases individuales, el trato y la dinámica entre profesor y alumno se nota en gran medida. A veces, cuando no hay química, las clases no siguen adelante.


En algunos casos, es más recomendable un método de estudio que otro pero al final es el propio alumno quien decide. Es habitual que algunos confíen más en una academia para ayudarles con las asignaturas problemáticas. Es más fácil depositar confianza en un centro de estudio que en un particular que no se conoce. Sin embargo, antes de los exámenes es cuando los profesores particulares tienen más carga de trabajo apurando el estudio y repaso hasta el último momento. A muchos les pilla el toro…

César P.

No hay comentarios :

Publicar un comentario