15 de julio de 2014

Habemus verano

El verano ha llegado a Madrid. ¡Vaya que si ha llegado! Hace unos días que el calor se deja sentir en la capital española de forma intensa pero hoy se ha lucido. El mercurio ha llegado tan alto como los 35 °C durante gran parte del día y el bochorno ha sido una constante. Esto se deja notar mucho en las actividades al aire libre, ya que el sol golpea con mucha fuerza en las horas a mayor intensidad.

Personalmente, siempre he preferido las épocas más frías del año que las cálidas. Siento que no hay ninguna solución al calor del verano – y no, poner el aire al máximo en casa no es ninguna solución por una gran cantidad de motivos que van desde la posibilidad de pillar un resfriado hasta el gran gasto de electricidad. En cambio, abrigarse es la mejor medida ante el frío y es muy cómodo salvo cuando toca salir a la calle ante las inclemencias del tiempo.

Por no mencionar lo mucho que nos cuesta salir de la cama en las mañanas de invierno en contraposición a lo difícil que puede ser dormir en las calidad noches de verano. Sí, estoy convencido de que el frío es más agradable que el calor por varios motivos. Sin embargo, a muchas personas les gusta más la época veraniega por la mayor cantidad de luz.

Curiosamente, hay menos horas de luz en invierno pero a veces la cantidad de luz puede llegar a ser incluso molesta. En días tan bochornosos como el de hoy cuando se sale a la calle se cuentan los pasos para ir de sombra en sombra y tener un pequeño respiro del sol. Hasta un breve paseo al aire libre puede llegar a ser una experiencia desagradable por el dichoso calor. Por otra parte, en invierno se camina bien – salvo cuando hace demasiado frío o viento – y hasta se compensa la baja temperatura entrando en calor con el ejercicio.

Además, las cantidades de líquido necesarias en verano aumentan dramáticamente debido a la transpiración casi continua. Todo lo que apetece es tomar algo fresco y frío, lo que sea. Creo que solo en verano nos acercamos realmente a la cantidad diaria recomendada de ingesta de agua por los médicos, que debe estar en torno a los 2 L o incluso por encima. En época de frío la cantidad diaria de agua ingerida es muy inferior y ello implica menos viajes al servicio.


Creo que el verano produce más molestias que ventajas cuando la temperatura pasa de cierto límite razonable para la vida diaria. Cuando el mercurio sube 30 °C las cosas se vuelven realmente incómodas y no digamos ya más allá de 40 °C, que es lo que nos espera dentro de poco. Mejor será tener la nevera bien provista.

César P.

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