He tenido la
oportunidad de hablar con un amigo de un amigo hace unos días y él
– agobiado ante una situación que le supera – me contó algunos
detalles de su situación actual. Todos estamos en una situación
difícil debido a la crisis pero a menudo nos olvidamos de que
algunos colectivos de nuestra sociedad son quienes lo pasan aún
peor. Me refiero a las enormes dificultades que los inmigrantes
tienen que afrontar actualmente para salir adelanta en España.
Cuáles son las opciones
A día de hoy, un
inmigrante tiene tres opciones ante sí: volver a su país, emigrar
otra vez o quedarse en España para sufrir la crisis. Por desgracia,
la realidad no es tan simple para la mayoría de estas personas, pues
no todos pueden elegir cómodamente la opción que más les agrade.
Algunos se encuentran tan limitados en opciones que no tienen más
que dar por terminada su estancia en este país aprovechando alguno
de los programas de ayuda para el inmigrante que retorna a su país
de origen.
Tal es la
situación de muchos de los aventureros que dejaron atrás su país
de origen para vivir el sueño español. Además,
las ayudas se acaban para este colectivo, ya que antaño un recién
llegado a este país disponía un margen considerable para maniobrar
mientras se asentaba. Hoy en día, ya no hay muchas opciones en la
práctica.
Volver al país
de origen
Esta es la opción que corta por lo sano con la situación de
necesidad que muchas personas viven actualmente. Sin embargo, quienes
tienen cargas familiares (hijos, marido, mujer, etc) no lo tienen tan
fácil en este sentido. No es lo mismo ser un soltero que retorna a
su país que un casado con hijos que estudian en España. Además,
volver al país de origen no es, a menudo, una solución sino una
elección. Algunas personas deben elegir entre malvivir aquí
aislados de sus parientes o vivir medianamente bien con sus
familiares en sus respectivos países. La elección – vista así –
no parece muy difícil.
Ser otra vez
emigrante
Al conversar con el amigo de mi amigo pude darme cuenta de una
realidad distinta algunos inmigrantes. No todos los que vienen a
España son trabajadores sin formación que aspiran al primer puesto
de trabajo que le caiga del cielo, algunos tienen metas más
ambiciosas pero – casi – igualmente inalcanzables.
En el caso de quienes no tengan la nacionalidad española, es decir,
sigan siendo ciudadanos extranjeros con permiso de residencia, la
situación es muy limitada. Este colectivo no puede optar por emigrar
a otro país de la UE con mucha facilidad, pues hay barreras
burocráticas que no les permiten optar por un puesto de trabajo.
Además, el estado español no les ayuda en forma alguna, aunque
lleven años residiendo en España. No tienen opción de conseguir un
permiso de trabajo para otro país (permiso de residencia UE) si no
cuentan con un contrato indefinido, lo cual – de paso – parece
una condición que contradice el deseo de emigrar para buscar un
trabajo.
Es decir, los extranjeros que quieran emigrar dentro de la UE no
tienen más opción que solicitar un visado, trámite que puede ser
largo y exigir no pocos requisitos. Solo en el extraño caso de tener
un contrato indefinido podrían optar por solicitar un permiso de
residencia UE y, mediante él, optar por un trabajo en otro país
miembro. Los demás, en resumen, se joden.
Quedarse en
España y aguantar el temporal
Los
que se quedan en España corren el mismo destino que cualquier
español: el paro. Las cifras y situaciones varían en función de la
profesión, sector, etc pero la situación es análoga para
extranjeros y españoles en cuanto a la dificultad de encontrar un
trabajo decente. O tan
siquiera encontrar un trabajo estable, o que dure, en
fin, algo.
En este sentido, los extranjeros son los más vulnerables pues – a
menudo – no cuentan con ayuda de familiares para sobrellevar los
vaivenes de la situación económica actual. Lo que sucede con muchas
de estas personas es que se ven obligadas a buscarse la vida como
buenamente pueden como todos los demás.
Esta situación, la de los trabajadores en general independientemente
de su nacionalidad, está fomentando la economía sumergida ya que
muy pocas personas pueden tener ganancias y seguir comiendo si pagan
impuestos religiosamente. La economía sumergida es un problema serio
en España, pues mueve enormes sumas de dinero que no repercute en
impuestos para el Estado. Y, por algún motivo, los políticos siguen
más interesados en fomentar despidos que en paliar de alguna forma
comportamientos nocivos para la sociedad en su conjunto.
Obviamente, cualquier persona verá como prioridad comer y llegar a
fin de mes frente a tributar Hacienda, con las consecuencias que ello
tiene para el país en su conjunto. Esta realidad es la de miles de
extranjeros, quienes vinieron a España buscando un futuro mejor y
ahora se ven atrapados en un pozo del que no pueden salir. También
al realidad de los españoles, quienes no están en su mejor momento.
Algunos de estos últimos pueden aprovechar la ventaja de ser
europeos y emigrar pero ambos colectivos son actualmente ciudadanos
de tercera en un país que aún se proclama como parte del primer
mundo, aunque cada vez deje más que desear en ese sentido.
César P.
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