Dada la situación
económica actual en España – la cual no voy a describir, pues creo que es harto
conocida – el autoempleo se presenta
como una opción muy viable y, a menudo, la única a la que pueden aspirar muchas
personas. El perfil del autónomo que emprende su propia empresa es un joven de entre 20 y 30 años, en paro, y
que no tiene más opciones de trabajo que las que él o ella pueda proporcionarse.
Considero más que loable,
como se suele decir con la que está
cayendo, que siga habiendo emprendedores en nuestro país. Por desgracia,
creo – aunque no pondría las manos al fuego por ello – que hay poco apoyo por
parte de las autoridades. Supongo que subastar el castillo de Maqueda es prioritario en estos momentos y urge mucho
más hacerse con los millones que tal construcción puede reportar al Estado que
iniciar, mantener y difundir un programa
de emprendedores válido para todos los ciudadanos con ganas de hacer algo
por generar empleo.
Voy a proceder a aportar
mi granito de arena a quienes se planteen emprender en España. Hay algunas
claves para avanzar en este tipo de proyectos, y son las siguientes: hay que
tener confianza en el proyecto, hay
que mantenerse actualizado y tener
formación, se precisa constancia y organización. Una preparación previa
de todas las cuestiones relacionadas con el negocio es muy aconsejable.
Una vez más, por
desgracia, gran parte de los preparativos y de las acciones necesarias deben llevarse a cabo por cuenta propia casi
exclusivamente. No hay nadie - y cuando digo nadie es nadie – que nos ayude en
las primeras etapas del proyecto. Los servicios de asesoramiento no son
gratuitos y los que sí lo son no ayudan en absoluto. Por lo tanto, el
emprendedor se ve sumido en una especie de situación de supervivencia. Debe ser
responsable de sobrevivir ante la adversidad y adelantarse a lo que se avecina.
Éste es uno de los grandes
impedimentos ante la creación de nuevas empresas, la falta de apoyo y orientación, por no mencionar la inversión
necesaria. Toda empresa necesita dinero
para surgir y, actualmente, el grifo está cerrado para casi todos. Una
forma de saltar esta barrera es autofinanciar el proyecto mediante algún
mecanismo. Es decir, encontrar una fuente de ingreso – la que sea – que inyecte
capital en el proyecto y a partir del mismo pueda avanzar la maquinaria.
Sin embargo, la autofinanciación es limitada para proyectos
pequeños y no está exenta de barreras administrativas, pues el Estado – generosamente-
exige siempre su tajada. Todo esto dificulta el autoempleo pero no lo
imposibilita. Hay formas de hacer viable estos proyectos y prueba de ello son
los emprendedores que encuentran su camino en la selva de los negocios, donde
solo el más apto sobrevive.
César P.
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