Empezamos un nuevo año,
una vez más, otros 365 días que han pasado más rápido de lo que esperábamos,
otro año en el que algunas expectativas se han cumplido pero muchas no han
estado ni cerca de ser realidad pero, al fin y al cabo, un año más. Es tiempo de
hacer balance y de plantearse nuevas metas para el año que comienza. Si bien el
año nuevo empieza con gran cantidad de propósitos, pocos de ello verán la luz a
medida que los días se sucedan, y después las semanas, y los meses…
Lo importante no es
lanzar buenas intenciones al Universo entero, sino realizarlas. Es mucho más
productivo para todos nosotros llevar a cabo algunas buenas – y beneficiosas - intenciones
que plantear, imaginar y soñar con muchas pero no cumplir ninguna, o casi
ninguna. Este es el verdadero reto para el presente año y la clave para
asegurar que en el próximo balance, tú, querido lector o querida lectora,
puedas decir que ha sido un feliz 2014.
Veamos algunas claves.
Empecemos por el clásico que reza el que mucho abarca, poco aprieta. Este dicho indica en pocas
palabras una verdad incontestable sobre la vida: quien intenta hacer muchas
cosas al mismo tiempo no puede hacer ninguna tan bien como podría en caso de concentrarse máximamente en ese
proyecto. En resumen, es mejor reducir el número de buenos propósitos y cumplir
unos pocos plenamente que intentar ir
a por todo y no hacer nada al fin y al cabo.
Otra de las verdades de
la vida tan grande como un templo, o dos, o tres, es que hace falta ser realista. Y con esto no me refiero
a no proponerse algo que nunca antes hayamos hecho, pero sí a ser razonables
con nuestras capacidades. Por ejemplo, digamos que quiero perder unos kilos
acumulados – estratégicamente – durante las celebraciones de fin de año. El
primer paso es estimar cuantos kilos quiero bajar y lo segundo en cuánto
tiempo. Si exagero en una de estas dos cosas acabaré con un despropósito de año
nuevo… pero si soy realista podré establecerme una meta que cumpliré y así,
satisfecho de mi mismo, podré darme una palmadita en la espalda.
Y recuerda, a veces es
mejor quedarse corto que pasarse de la raya. Siguiendo con el ejemplo de perder
unos kilos, pensemos qué es mejor: ¿bajar 5 kilos en mes y medio, dos meses o
más…? ¿O no bajar ni medio kilo sino – incluso – acabar subiendo de peso en
menos tiempo? ¿Verdad? Creo que la respuesta es unánime sobre esta cuestión.
Siendo realista se consigue más que intentando hacer una hazaña digna del libro
de los Guiness.
En este contexto, podemos
consultar a un experto en el tema
para obtener pautas, trucos o pequeños consejos que nos permitan allanar el
camino hacia nuestra ansiada meta. Sea cual sea nuestro propósito de año nuevo
éste es, en alguna medida, alcanzable. En cualquier caso, querido lector o
querida lectora, te deseo un feliz 2014 y – como tal vez digan en una película,
no lo recuerdo bien - que la suerte esté siempre contigo.
César P.
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