Aunque parezca difícil de
creer, nada más y nada menos que en el entierro del ex mandatario sudafricano
Nelson Mandela se presento un intérprete para sordos que no signaba
correctamente. El mencionado intérprete apareció al lado de los mandatarios
extranjeros que daban un discurso en el entierro y las autoridades se enteraron
de que no era un verdadero intérprete por medio de una denuncia de la
Federación de Sordos de Sudáfrica.
Por desgracia, lo que
acabó pasando es que el señor Thamsanqa Jantjie estuvo signando sin ningún tipo
de sentido durante horas al lado de presidentes, como el mismo Barack Obama. Cuando
se interrogó a este sujeto, él manifestó sufrir un brote de esquizofrenia para
justificar su comportamiento. Lo más sorprendente es que el historial de este
señor no es para nada impecable, más bien todo lo contrario. Lo que yo me
pregunto es ¿de quién fue la genial idea de contratarle para una tarea como
ésta?
Se sabe que Jantjie tiene
un pasado violento por varios motivos. Ha participado en turbas, grupos de
personas que ajustician a criminales con sus propias manos y ha cometido
algunos delitos más. Fue acusado de violación en el 94, de asaltar una casa en
el 97 y de intento de asesinato y secuestro en el año 2003. Además, hacienda lo
investiga por fraude fiscal, presuntamente, y no se sabe con claridad si este
señor ha cumplido condena por alguno de los delitos de los que se le acusa.
¿Y cómo es que esta
persona acabó signando en el entierro de Nelson Mandela?
Al parecer, no es la
primera vez que una persona con un pasado más que cuestionable acaba
representando algún papel en público que debería corresponder a alguien con la
debida formación. Las autoridades sudafricanas no tienen por hábito verificar
el historial de quienes contrata para ciertas ocasiones clave, como fue el
funeral del ex mandatario. Actualmente, el falso intérprete se encuentra en
paradero desconocido y no se sabe si será juzgado o se volverá a librar por su
fraude.
Lo que sí queda claro es
que este sujeto no comete un delito por primera vez y que, por desgracia, todo
apunta a que seguirá en libertad para volver a delinquir. Por suerte, no creo
que lo volvamos a ver signando durante horas sin decir nada con sentido nunca
más. Esperemos que en Sudáfrica tomen nota de este suceso para que no se vuelva
a repetir en el futuro.
Con la serie de fiascos que han tenido lugar en los últimos
años, la prensa está expectante ante la posibilidad de destapar a alguien más
en ocasiones especiales. No estaría mal, además, disculparse con los sordos que
no pudieron seguir correctamente los discursos del funeral de Mandela.
César P.
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