Una vez más, España está
por debajo de la media en educación entre los 34 países que toman parte en la
OCDE. Las asignaturas que más preocupan son matemáticas, ciencias y comprensión
lectora –que resultan ser, de paso, las más importantes. Este año la evaluación
se ha centrado en matemáticas y vuelve a mostrar que ésta es una asignatura
pendiente en nuestro país. La conclusión a la que se ha llegado es que desde
2003 no ha habido cambios en lo que a esta asignatura respecta.
Es decir, no se ha
empeorado pero, lo que es peor, tampoco se ha mejorado. ¿Qué se ha conseguido
entonces con las numerosas reformas en educación que se han aprobado en este
tiempo? ¿Tal vez deban centrarse en mejorar el nivel de matemáticas en España
en vez de hacer otros ajustes que no vienen a cuento? Me pregunto de verdad
cuales son las prioridades de quienes crean los planes de estudio en este país,
pues no han conseguido mejoras en educación en los últimos años.
Lo que más estupefacción
me causa no es el hecho de que haya falta de inversión, más bien lo que hay es
un sistema que no es eficaz. Hay dinero suficiente para educación pero se viene
gastando de forma inescrupulosa y sin orientación. El sistema educativo español
es deficiente y no se ha mejorado en las últimas reformas aprobadas, más bien
se ha estancado en lo mismo. Y digo yo, ¿no se supone que las reformas
pretenden mejorar algo? En caso de no ser así, ¿qué objeto tiene llevar a cabo
tantas reformas si no se mejora nada ostensible ni cuantificable?
Hay una gran tasa de
absentismo injustificado y de repetidores en España. Esto supone gastos
adicionales y muestra claramente que el sistema educativo y las normas deben de
ajustarse para cortar de raíz dicho problema. Sin embargo, el resultado global
no implica un fracaso total, pues hay regiones de España en las cuales se tiene
un resultado sobre la media. Lo que supone que en otras regiones los resultados
son muy bajos, lo suficiente como para disminuir la media del país en
educación.
Quienes tengan la suerte
de vivir en una región con buen nivel educativo saldrán potencialmente mucho mejor
preparados que los demás. Esto genera un desequilibrio en los baremos
educativos de España y supone un problema, pues la mayoría de las comunidades
autónomas se encuentra por debajo de la media del nivel educativo de la OCDE. Como
suele ser habitual, los países asiáticos encabezan el ranking y los países
nórdicos se encuentran cerca por detrás. España se mantiene no muy lejos pero notablemente
por debajo en resultados globales pero lo más preocupante es el mencionado
estancamiento con respecto a años anteriores.
Por si esto fuera poco,
se nota la falta de equidad en los resultados de nuestro país. Las personas que
provienen de familias de mayor nivel económico tienen un mejor nivel educativo,
por término medio. Esto separa aún más a las personas dependiendo de su nivel
de riqueza y puede ser motivo de desigualdad en un futuro cercano. La educación
es la base para la vida adulta de cualquier persona y de ello debe velar el
Gobierno con gran énfasis. No es admisible que como consecuencia de la crisis
haya más personas peor educadas, pues esto supone una injusticia.
Esperemos que los
gobernantes cambien de chip y
empiecen a preocuparse más por la educación en el país. No hace falta más
dinero, como puede pensar mucha gente, sino un cambio de sistema, de paradigma
educativo así como normas más estrictas para asegurar el éxito de los
estudiantes en cada curso escolar. Lo único que hace falta, pues, son ganas de
mejorar la educación del país.
César P.
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