En tiempos difíciles, hay
que tener mucho cuidado con lo que se compra o en quien se confía. Hace un par
de días vi en las noticias un reportaje sobre una tienda de muebles de nombre
Mundo Colchón que había estafado a cerca de 700 personas haciéndoles pagar la
mitad del precio por adelantado para, acto seguido, cerrar la tienda y no dar
señal alguna de vida. Actualmente, hay una gran cantidad de personas
agrupándose a través de redes sociales y aplicaciones como Whatsapp para
interponer una denuncia grupal.
Pero este tipo de timos a
gran escala no es lo único de lo que hay que tener cuidado, también sigue
habiendo estafadores que venden el sueño
español a inmigrantes indocumentados. Hace unos días se ha echado el guante
a un par de personas, de nacionalidades portuguesa y marroquí, que ofrecían
contratos falsos a cambio de 6000 euros. Uno se encargaba de contactar con las
víctimas de la estafa y el otro de elaborar los contratos sin valor alguno.
Usaban la promesa de un
permiso de residencia en España como gancho para atraer a los inmigrantes en
situación irregular. La investigación empezó debido a la denuncia de un
ciudadano marroquí que fue víctima de esta estafa y al que se le cobró la suma
de 6000 euros. Por suerte, las autoridades no han tardado en localizar a los
delincuentes y están siendo procesados a día de hoy.
La moraleja de esta
historia es simple pero debe recordarse: si pinta demasiado bien, es posible
que no sea legal. Si bien es cierto que aún podemos encontrar auténticas gangas,
no es habitual que los precios sean exageradamente distintos a los de la
competencia, que es lo que se usó de gancho en el caso de los muebles en
descuento. Por otra parte, nadie debe cobrar dinero por un contrato de trabajo
y menos a personas en situación irregular. Esto supone un delito y normalmente
se usa para estafar a personas incautas que tienen pocas posibilidades de
encontrar un contrato de otra forma.
Nunca está de más
verificar la autenticidad de quienes nos ofrecen un producto o un servicio. Lo mismo
se cumple para las personas que nos ofrecen un contrato de trabajo. Los gastos
de un contrato deben correr de parte del contratante y no del contratado.
Teniendo estos simples consejos en mente, podremos evitar ser víctimas de una
estafa. Cuando es demasiado bueno para ser verdad, normalmente algo se cuece
por detrás y hay que tomar precauciones.
Debido a la desesperación
de muchas personas, es posible que el número de timos haya aumentado en nuestro
país. Por ello, hay que tener más cuidado que nunca antes a la hora de pagar
por algo. Y siempre, sin excepción, debemos solicitar un recibo por cualquier
pago con el logotipo de la empresa y una firma o un sello.
César P.
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