5 de noviembre de 2013

Rajoy no ve con buenos ojos una reforma en la Constitución

Y menos mal. Es lo que faltaba, que ahora mismo se pongan a cambiar la Constitución de España solo porque algunas personas tienen dicho capricho. En estos momentos, lo único que debería preocupar a los políticos españoles es trabajar en salir de la crisis y hacer que la economía del país vuelva a un estado completamente autosostenible. Y nada más, nada más.

Sin embargo, nunca falta quien intenta tirar del carro para su lado. Siempre vemos a alguien que parece indiferente antes los problemas de los españoles y solo se preocupa de sus propios intereses. Creo que ya cansa ver tan a menudo cómo se piden medidas que permitan a los catalanes decidir.

Y me pregunto yo, ¿qué van a decidir? Si mi memoria no me falla existe una Carta Magna en la cual se garantiza la soberanía de España en sus territorios y mientras eso no cambie no hay nada que hablar del tema. Es decir, el mero hecho de que haya gente pidiendo medidas que alienten la independencia de alguno de los territorios españoles debería ser considerado anticonstitucional.

Lo que sucede, sin embargo, es que en España se puede hablar de cualquier tema sin temer ningún tipo de represalia. Y esto es lo que se disfruta en un Estado libre. Pero no confundamos libertad con oportunismo para la demagogia. Ni lo confundamos con propagandismo, ni lo tomemos como una ventana abierta para incitar a ciertos grupos radicales.

En primer lugar, Cataluña es de España tanto como el País Vasco. Por otra, los nacionalismos no son lo mismo que los proclamados independentismos. Alguien puede sentirse muy catalán o vasco y no por ello querer, desear o exhortar al Gobierno que le dé la independencia a su comunidad autónoma. Una cosa no lleva a la otra, en absoluto.

Además, ¿cuántas veces se ha reformado la Constitución? Muy pocas. ¿Por qué? Por el simple y llano hecho de que se necesita un motivo realmente de peso para hacer tal cosa. No se puede ir cambiando la Constitución de un país cada vez que a alguien se le antoja, ni cada vez que se cambia de Gobierno, ni cuando fulanito considera que sería buena idea añadir cierta línea, etc.

Eso es así en España y en cualquier otro país democrático. Con las constituciones no se juega. Pero parece ser que algunas personas, sorprendentemente políticos, no saben esto. Así, por desgracia tenemos que ver cómo algunos piden al presidente del Gobierno un cambio en la Constitución para que Cataluña pueda decidir o alguna sandez por el estilo.


Por suerte, Rajoy ha manifestado que la Constitución no se toca y que no va a apoyar cambios en la misma para contentar a gente que aún así no se quedaría contenta. A pesar de ello no creo que se acallen las voces que solicitan este tipo de reformas. Resulta de lo más lamentable ver cómo algunos políticos están completamente empecinados en perseguir sus propias quimeras mientras pasan por alto las auténticas necesidades de los ciudadanos.

César P.

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