Hace unos días se han
conocido pruebas de que la infanta Cristina se alquilaba a sí misma el palacete
de Pedralabes para desviar dinero de cuentas del instituto Nóos. En un
principio de nos presento la imagen de una infanta que había sido imputada pero
era inocente de los cargos pues no había sido ella sino su marido quien había
estado en el ajo en cuanto a lo de
malversar fondos públicos se refiere.
Sin embargo, se han
desvelado pruebas suficientes como para dejar de creer en la inocencia de la
infanta Cristina. Actualmente, se sabe que ella firmó un contrato de
arrendamiento según el cual ella misma era arrendadora y arrendataria. Dicho
contrato lo firmó la infanta Cristina junto con Urdangarin y resulta
fraudulento.
En el mismo se hace creer
que el palacete de Pedralabes era sede de las oficinas de Aizoon, una sociedad
de ambos cónyuges, lo cual era falso. Así, dicho contrato se creó para generar
gastos inexistentes de Aizoon y por lo tanto disminuir los ingresos de la
sociedad. Al tener menos ingresos declarados
legalmente la sociedad pagaba menos de lo que correspondía a Hacienda.
Esta pantomima servía no
solo para evadir ciertos pagos a Hacienda sino también para desviar fondos
públicos del instituto Nóos. Además, se tiene pruebas de que los ex duques de Palma usaban las cuentas de
la sociedad Aizoon para gastos personales diversos. Esto resulta otra
malversación pues engrosaban los gastos de la entidad para no declarar la verdadera ganancia de la misma.
Actualmente, la infanta
Cristina podría volver a ser imputada por blanqueo de capitales y malversación
de fondos públicos. Desde luego, la Casa Real no levanta cabeza en España tras
los sucesivos batacazos que en gran medida se ha llevado por el caso de
corrupción de la infanta Cristina y Urdangarin.
Esto no solo repercute en
la escasa popularidad de la ya denostada monarquía en España sino que empeora la
imagen del país en el resto del mundo. Un país cuya monarquía está salpicada
por la corrupción no propicia confianza, la confianza necesaria para que la
economía remonte. Esto ahuyenta a los inversores que podrían apostar por España
como sede para sus negocios. Así, más que dar mala imagen a secas la monarquía
está perjudicando la recuperación económica del país en cierta forma.
Por no mencionar que la
corrupción es un gran problema actual en España y que lejos de dar ejemplo como
institución la Casa Real se ve metida en esta lacra. Cada vez hay menos motivos
para creer en la inocencia de la infanta Cristina. A pesar de ello, ¿veremos cómo se hace justicia con alguien
de la monarquía o se tratará de otro paseo por los juzgados? El tiempo lo
dirá.
César P.
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