La crisis ha arremetido con fuerza sobre algunos colectivos
más que otros, si bien ha golpeado en gran medida a todos de forma casi
independiente de su ocupación, origen, estudios, etc. Lo que queda claro es que
algunos se han visto más afectados o han acabado en una situación de mayor
vulnerabilidad.
Uno de estos colectivos con poca capacidad de respuesta ante
la crisis son los inmigrantes. En resumidas cuentas, estas personas vinieron a
España – muchas veces dejando a su familia en sus países de origen – para aprovechar
la abundancia de trabajo que antaño ostentaba este país.
Pero claro, una vez perdido su puesto de trabajo y con la
gran dificultad que hay existe actualmente para encontrar uno no es de
sorprender que éste sea uno de los colectivos más vulnerables ante la crisis. Hay
varios factores que influyen en la situación de un inmigrante en paro.
Por lo general, un inmigrante viene con estudios –
universitarios o no – que no le permiten desempeñar su profesión en España (por
motivos de convalidaciones, validez, compatibilidad, etc). Por lo tanto, debe
desempeñar otros trabajos, que posiblemente no tengan nada que ver con su
profesión.
Los sectores que más puestos de trabajo generaban hace unos
años ahora contratan menos, a saber, construcción, hostelería, etc. La situación
actual obliga a las personas a aceptar contratos denominados basura, es decir, de poca calidad y
precarios. La vulnerabilidad del colectivo inmigrante radica en la poca
capacidad de respuesta ante esta situación.
Pongamos un ejemplo clarificador. Un ciudadano español
cuenta con la ayuda de su familia antes en caso de quedarse en paro, lo cual
puede ayudarle a salir del bache en unos meses. Sin embargo, los inmigrantes
cuyas familias están en gran medida o al completo en sus países de origen no
cuentan con este tipo de ayudas.
Así, es más difícil para los extranjeros hacer frente a los
vaivenes de la economía actual. Un día se tiene trabajo, al otro no, las horas
que se trabaja no están muy acorde con el sueldo, etc. Los contratos
indefinidos son más raros cada día y cada vez se restringe más a los
trabajadores. Eso sí, se facilita el despido por parte de los empresarios…
Para añadir un poco más de presión a este panorama tengamos
en cuenta que muchos inmigrantes vinieron a España para apoyar económicamente a
sus familias, lo cual realizan por medio de las remesas que envían a sus
países. La cantidad y la cuantía de las mismas han caído y sigue cayendo en los
últimos meses.
Antes era habitual pasar por uno de estos establecimientos y
ver que había gente dentro. Ahora están más desiertos que nunca. Se ve a una
persona si acaso y ya no hay colas ni varias ventanillas atendiendo a los que
envían las remesas. Tal es la situación que algunos bancos sudamericanos han
empezado a ofrecer seguros y facilidades para la repatriación de los inmigrantes
que quieran volver a su país.
Si bien hay ayudas, y siempre las ha habido, específicas
para los inmigrantes, en algunos casos están no subsanan la precariedad de su
situación y éstos optan por dejar España. Este fenómeno de repatriación ha
aumentado en los últimos años. También se van los jóvenes. ¿Quién estará en
este país cuando la crisis se haya ido?
César P.
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