Las deudas están entre los casos jurídicos
que no prescriben nunca y este hecho que puede ser una ventaja para la sociedad
pero también suponen un problema para aquellos deudores que han pensado en
iniciar una actividad profesional o emprendedores que están dando sus primeros
pasos en el mundo de los negocios.
Lo primero que hay que tener en
cuenta es que el hecho de que las deudas no prescriban nunca aumenta el miedo
al riesgo y por lo tanto reduce bastante la iniciativa emprendedora. En el
caso, por ejemplo, de un profesional o empresario que ha avalado su negocio con
sus bienes patrimoniales y ha tenido problemas con la actividad por motivos del
mercado y de la situación actual de crisis, se ve abocado a perder todas sus
propiedades y en muchos casos a quedarse con una deuda de por vida afectando
incluso a sus herederos. Este empresario muy difícilmente se sentirá motivado a
iniciar una nueva actividad y en el caso de que pensara hacerlo sería prácticamente
imposible conseguir financiación para su empresa.
En un país como España que lo que
hace falta son empresarios y emprendedores, esta situación hace que la aversión
al riesgo sea mucho mayor que en otros países y la causa directa de que haya
tan pocos valientes que se atreven a iniciar un negocio que no saben cómo puede
terminar.
Otro factor importante que se
produce cuando un empresario es deudor de por vida, si decide continuar con su
actividad profesional está deberá estar oculta para evitar los embargos de
bienes y cuentas bancarias que se pueden producir cuando una persona tiene una
deuda. Por lo tanto esta situación hace que aumente la economía sumergida y se
preste a que muchas personas recurran a testaferros para que los negocios no
figuren a su nombre. Todo este hecho deriva en una menor recaudación de
impuestos y un fraude, por tanto, a la sociedad.
Las entidades crediticias deben
ser protegidas y es justo que se apliquen normas para que el cumplimiento de
los compromisos adquiridos sea efectivo. Pero también hay que tener en cuenta
que para poder hacer frente a las deudas hay que tener ingresos de cualquier tipo
y si la situación laboral es bastante mala, la única salida que les queda a
muchos ciudadanos es establecerse por su cuenta como autónomos y empresarios. En estos casos el gobierno, la
ley y las entidades financieras deberían tener previsto algún tipo de normativa
que permita la colaboración de modo que todo el mundo salga beneficiado. El
deudor debe tener ingresos para pagar aquello que adeuda, el gobierno recauda
sus impuestos por esta actividad y los bancos cobrarían parte o la totalidad de
la deuda contraída. Esta colaboración es imprescindible tanto para los países
acreedores, deudores, para las deudas hipotecarias y, por supuesto, para los
empresarios que han fracasado en alguna actividad empresarial por motivos
ajenos a su gestión.
Es esencial amparar a los
empresarios y emprendedores, porque originan un evidente beneficio para la situación
económica actual, dado que, son los que generan mayor número de puestos laborales.
Una parte de la sociedad que, más allá de los discursos institucionales, está en riesgo de desaparición o casi se han extinguido,
por haber fracasado una vez en su gestión empresarial.
Lady Blu
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