España es un país de locos. Muchos no pondrán en duda esta
afirmación. Solo hay que pensar en las reformas educativas, las laborales, las
subidas del IVA tan intempestivas como la marea, los nacionalismos que piden
las escisión del estado español en algo similar a lo que fue la península
ibérica antes de la llegada de los musulmanes, los descontrolados robos y
escándalos de políticos, etc, etc, etc.
Así no hay quien confíe en los españoles, pues recordemos
que las noticias – como cualquier historia que se precie – siempre se estiran y
exageran cuando salen al exterior. Por ello, desde hace años, en algunos países
vecinos campa la idea de que en España se vive en una especie de indigencia
generalizada. Por si esto fuese poco, en ocasiones aparece un loco de los de
atar, encerrar con llave y, acto seguido, tirarla al fondo del mar.
El sujeto tras la careta de monje shaolín, cuyo nombre es
Juan Carlos Aguilar, para escarnio de sus tocayos, ha mostrado una faceta más
oscura que la que ya se conocía desde hace años. Actualmente, se encuentra en
manos de las autoridades tras haber sido descubiertos restos de una joven
prostituta en su domicilio y haber dejado a otra en coma.
Se le investiga por dos homicidios, tras la muerte de la segunda joven. Este sujeto propinó una enorme paliza a las dos prostitutas hasta casi matar a las dos, lo que acabaría pasando horas después, por desgracia. Aguilar, tras años de polémica conducta pública sobre
el kung-fu en España, al parecer, ha perdido los pocos cabales que le quedaban
cometiendo estos actos de agresión con sus propias manos.
Este sujeto es conocido en España por protagonizar
incontables vídeos e incluso aparecer en televisión proclamando ser un maestro
shaolín. Sin embargo, todas las federaciones de artes marciales de este país
han declarado no reconocer a Aguilar como federado, ni que lo haya sido nunca,
ni admitir que posea ningún título en artes marciales.
Tras su estancia en China hace años Aguilar defendió ser el
referente en kung fu de España, a pesar de no ostentar ningún título del país
asiático. Los expertos en artes marciales dicen que no es excelente, como él
defendía, solo un saltimbanqui más que posee técnica pero no disciplina.
Muestra de ello ha sido su comportamiento conflictivo, prepotente y arrogante.
Algún engranaje de la mente de Aguilar debió de desencajar
recientemente y, a causa de ello, de buenas a primeras decidió apalear con sus
puños a un par de prostitutas. El gremio de meretrices es víctima de agresiones
de forma frecuente, siendo uno de los gajes del oficio, pero una paliza brutal
es otra cosa. No es lo mismo sufrir una agresión ocasional que ser víctima de
una paliza que cause la muerte o deje en coma a la agredida.
Para esto último hace falta ensañamiento. Esto de lo que,
por desgracia, no careció Aguilar cuando se cruzó con estas dos prostitutas de
Bilbao. Esperemos que este sujeto no tenga más para golpear que las paredes y
las rejas de su celda durante varios años. Este es otro caso con el cual la
justicia española puede resarcirse de tantas blanduzcas penas impuestas en el
pasado a los criminales más peligrosos de este país.
César P.
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