12 de junio de 2013

Cuando los secretos dejan de ser secretos.

Hace algún tiempo asistíamos estupefactos a las revelaciones de WikiLeaks sobre los secretos mejor guardados de muchos gobiernos. Las filtraciones de documentos clasificados de Estados Unidos por parte de Julian Assange despertó el interés masivo de la población de medio mundo donde nadie podría creer la facilidad con la que se pueden localizar, analizar, robar y difundir información comprometedora para Estados Unidos y otros muchos gobiernos.


Ahora este tema vuelve a ser actualidad por dos motivos, primero porque se celebra el juicio contra Manning que está acusado de proveer más de 700.000 archivos secretos a WikiLeaks para su publicación y por otra parte, porque coincide con una filtración de información por parte de Edward Snowden sobre las operaciones de vigilancia llevadas a cabo por el Gobierno norteamericano a ciudadanos no sospechosos de cometer ningún delito.

En primera página de muchos diarios aparecen las recientes declaraciones de Greg Smith, antiguo empleado de Goldman Sachs, que ha puesto sobre la mesa la forma de trabajar de esta entidad de crédito habiéndose aprovechado claramente de la debilidad de algunas economías para sacar provecho. Una forma de hacer negocios que no parece ser ilegal pero que podemos tachar de muy poco ética.

Y como no teníamos bastante con toda esta ensalada de filtraciones, aquí en España comprobamos lo fácil que puede ser conseguir grabar las declaraciones judiciales de los políticos y empresarios que hicieron en la Audiencia Nacional. Es sorprendente la manera que tienen algunos imputados en el caso Barcenas de defender lo indefendible, a justificar el cobro de cantidades bajo manga o a realizar dudosas donaciones al partido que gobierna España para, presuntamente, favorecerse de unas condiciones especiales.

Pero dejemos a un lado la cuestión simple y llana de las declaraciones y sus contenidos, que otro día trataremos con detalles y vamos a centrarnos en el tema de este artículo. Algunos tachan de prácticas inmorales el dar a conocer este tipo de noticias, otros van más allá, y quieren incluso que, por ley, se prohíba y se sancione la emisión de este tipo de informaciones y la mayoría de los ciudadanos clama por conocer la verdad alabando el trabajo que realizan los periodistas. Si lo pensamos en frio, en realidad conocer los detalles de los casos polémicos (caso Barcenas, caso Urdangarin, caso Matas..etc) sólo perjudica a los presuntamente implicados en ellos. La imagen que la ciudadanía tiene o tenia de sus gobernantes se viene abajo al conocer cómo se movían, cómo se aprovechaban de la situación o cómo fueron esquilmando las arcas públicas.


Me gustaría saber si la divulgación de estas informaciones  puede perjudicar a otros que no sean los implicados?, si es bueno para la población conocer este tipo de conductas? o si por el contrario puede provocar que muchos imiten a los grandes estafadores??

Lady Blu

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