Las personas se han vuelto adictas a compartir sus
intimidades online. Es un hecho que desafía la lógica, pues es posible que la vecina del quinto no me deje verla en
bragas pero sí es posible que suba una foto a su muro de: 1. Sus bragas. 2.
Ella con las bragas puestas y 3. Ella delante de un espejo posando con dichas
bragas puestas y el móvil en la mano.
Es decir, el mundo real da
corte pero el mundo digital no. Allí vale todo. En internet es admisible
subir lo que nos dé la gana… Esperad, ¿lo
es? Es obvio que no. Pero algunas personas no han recibido bien ese
SMS… digo, mensaje privado… digo, mensaje, sí, mensaje. Vivimos tan sumergidos
en la tecnología que es casi tan necesario educar a la juventud en prevención sexual como en seguridad al usar internet.
¿Esto sorprende? Si lo pensamos por un momento, son los
niños y adolescentes quienes más usan internet y todo lo relacionado con los
ordenadores. Es una parte de su vida sin la cual se sentirían desconectados,
del mundo. Esto tiene muchas ventajas pero también es preocupante.
Empecemos por lo bueno. Aprender en internet es un juego de
niños. Cualquier puede buscar en Google cómo
hacer una tortilla española y encontrar tutoriales a montones, con fotos de
cada paso, o incluso vídeos. Luego, es imposible no aprender usando internet.
Esto sin mencionar las enormes bibliotecas, páginas de noticias, artículos,
presentaciones, ensayos, etc. que tenemos a nuestra disposición las 24 horas
del día en la Red.
Ahora vayamos al lado oscuro de internet. Los jóvenes son
muy vulnerables a ser atacados por los ciberdelincuentes, ciberacosadores y
otro tipo de elementos negativos que aprovechan las posibilidades de internet
para sus malos propósitos. Los jóvenes necesitan ser educados en un uso
responsable de internet y todos los recovecos que implica un amplio uso de los
ordenadores.
Por desgracia, muchos padres de familia no pueden hacer esto
pues desconocen lo que pasa en internet o tienen un conocimiento muy limitado
del asunto. Con el boom de las redes
sociales y otras páginas en las que se comparte información personal, es
necesario saber qué información es seguro compartir en la red y qué no.
La educación de las nuevas generaciones en estos aspectos la
debe llevar a cabo alguien que tenga suficientes conocimientos de informática.
Con gran probabilidad, otros jóvenes
menos jóvenes. Esto puede hacerse y debería hacerse.
Pero esto no es lo único que pasa en la red, ni mucho menos.
Asistimos a un espectáculo de gigantes devorándose entre sí, de colosos
peleando a bandazos cada vez que usamos algunas páginas muy conocidas. Ejemplo
de ello son Google, Facebook y Youtube.
Estas compañías llevan a cabo algo que se ha empezado a
denominar parasitismo digital: la
acción de hacer que internet sea un mercado gratis en lugar de un mercado
libre. Por definición, un parásito es un organismo que se alimenta de otro. Los
detalles de cómo sucede esto no son tan relevantes. Lo que sí lo es viene a ser
el hecho de que suceda online.
Hace unos años, no demasiados, cuando alguien quería
escuchar el último éxito de su artista favorito iba a una tienda y compraba un
vinilo.
Años después, con la aparición de los discos compactos, el negocio se
consolidó con la venta de CDs y, después, de DVDs.
Los compradores no pagaban
por el plástico de estos discos sino por su contenido, como manda la lógica de
este mundo. Un disco de estos no solía valer, ni vale ahora, mucho más que unos
céntimos pero uno con música pasa a costar decenas de dólares o euros.
¿Qué es lo que pasa ahora? Al menos un par de cosas. Por un
lado, la gente quiere tener en su casa toda la música del mundo mundial sin
pagar un céntimo. Descargan de internet una enorme cantidad de contenido con
derechos de autor sin pagar por ello.
Por otra parte, compañías como Google o Youtube se encargan
de distribuir y difundir contenido que ellos no han creado ni por el cual han gastado un céntimo
obteniendo gran beneficio. Si esta no es la definición de hacer negocio, no sé
qué puede serlo.
Alrededor del 25% del contenido online es pirata. Esto es un
hecho y una desgracia para las empresas que invirtieron dinero en crear dicho
contenido multimedia. El problema está en la mentalidad de los usuarios de
internet, que consideran legítimo tener música, libros y películas disponibles
en la red, siempre, en la forma que quieren y GRATIS.
Lo que me sorprende es que páginas como Youtube hayan podido
generar su imperio gracias a difundir contenido que tiene derechos de autor el
75% de las veces. Es decir, 3 de cada 4 vídeos no están libres de copyright.
Podemos pensar que es muy útil usar páginas como Youtube
para acceder a contenido cuando queramos pero ¿si nosotros no ganamos dinero
haciendo eso quién está usando a quién? Eso es, Youtube utiliza a los usuarios
para generar ingentes dividendos por medio de varios mecanismos.
Por su lado, Google intenta cargarse las patentes en EEUU a
golpe de talonario. De esta forma, puede hacer un uso más amplio del contenido
con copyright y obtiene mayores beneficios cada año. ¿Qué se puede hacer? Es
preciso rediseñar y adaptar al presente el modelo de negocio que se ha tenido
antes de contar con la tecnología actual.
Un cantante aún puede grabar su música y obtener beneficio
por ello si distribuye su contenido por medio de internet. Al no tener que
pagar por los CDs grabados ni a intermediarios para distribuirlos podrá cobrar
menos manteniendo un margen de ganancia. Lo que debe hacer, entonces, es usar
las posibilidades de internet a su favor.
César P.
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